SI ESTE AÑO NO FUE LO QUE ESPERABAS, LLENATE DE FE QUE ESTE NUEVO AÑO TIENES OTRA OPORTUNIDAD...RECUERDA NO ESTAS SOLO NUNCA LO HAS ESTADO Y ESPERO QUE ESTE AÑO SEGUIRLES LLENANDO DE MENSAJES HERMOSOS QUE ALIMENTEN SU CORAZÓN Y ESPIRITU.
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viernes, 31 de diciembre de 2010
FELIZ AÑO NUEVO MIS AMIGOS
SI ESTE AÑO NO FUE LO QUE ESPERABAS, LLENATE DE FE QUE ESTE NUEVO AÑO TIENES OTRA OPORTUNIDAD...RECUERDA NO ESTAS SOLO NUNCA LO HAS ESTADO Y ESPERO QUE ESTE AÑO SEGUIRLES LLENANDO DE MENSAJES HERMOSOS QUE ALIMENTEN SU CORAZÓN Y ESPIRITU.
Adiós a la Noche Vieja
Balance de fin de añoEn fin de año se reunen las familias cristianas, para despedir juntos el año que termina y recibir el que empieza. Es una oportunidad para hacer un balance de nuestra vida y reflexionar en lo que hemos hecho y lo que dejamos de hacer.Debemos ir a la Iglesia a dar gracias a Dios por el año que termina y pedir ayuda para el año que comienza. En familia, se puede platicar acerca de cómo ha sido el año para cada uno y los propósitos que se tienen para el próximo. Algunas pautas para reflexionar :
-¿Qué cosas buenas he hecho este año para mí?
-¿Qué obras buenas he hecho por los demás?
-¿Con qué no cumplí de la mejor manera?
-¿ En qué puedo mejorar mi vida?
-¿Cuánto aumentó mi amor a Dios y a la Iglesia?
-¿Cómo he cumplido con mi vocación (como hijo de familia, como padre defamilia, como esposo, como cristiano?
-¿Qué propósitos tengo para el siguiente año?
Sugerencias para despedir la Noche Vieja:
Cada miembro de la familia escribe en un papel la actitud que va a tratar de mejorar el próximo año, después queman todos los papeles juntos, en una fogata. También, pueden decir en voz alta a lo que se comprometen, como miembro de la Iglesia, para hacer que Cristo esté cada día más presente en la comunidad. Para leer en familia
a) Al despedir el Año Viejo.
Hoy terminas de escribir un capítulo más de la historia de tu vida.Cuando naciste, este libro era todo tuyo. Te lo puso Dios en tus manos. Podías escribir en él lo que quisieras: un poema, una pesadilla, una aventura, una blasfemia, o una oración. Podías… ahora ya no puedes, ya no es tuyo, ya lo has escrito, ahora es de Dios.Te lo va a leer Dios, en el día mismo en que te mueras, con todos sus detalles. Ya no puedes corregirlo, ha pasado al dominio de la eternidad.Piensa unos momentos en esta Noche Vieja. Toma tu libro y hojéalo despacio. Deja pasar sus páginas entre tus manos y entre tu conciencia. ¡Ten el gusto de leerlo a ti mismo!Lee todo. Repite aquellas páginas de tu vida en las que pusiste tu mejor estilo, no te olvides de que uno de tus mejores maestros, si tienes la conciencia bien formada, eres tú mismo.Lee también aquellas páginas que nunca quisieras haberlas escrito. ¡No!... ¡no intentes arrancarlas!, es inútil. Ten valor para leerlas. Son Tuyas.No puedes arrancarlas… pero puedes anularlas cuando escribas las páginas siguientes. Si lo haces así, seguramente Dios las pasará de corrido cuando lea tu libro en tu último día.Lee tu libro esta Noche Vieja. Hay en él trozos enteros de ti mismo.
Es un drama apasionante en el cual, el primer personaje eres tú: Tú en escena con Dios, con los hombres, con la vida. Tú lo has escrito con el instrumento asombroso de tu libertad sobre la superficie inmensa y movediza del mundo.Es un libro misterioso que en su mayor parte, la más interesante, no puede leerlo nadie más que tú y Dios.Esta noche, cuando hayas terminado de leerlo… si te dan ganas de besarlo, bésalo. Si te dan ganas de llorar, llora fuerte sobre tu libro viejo, pero sobre todo… reza sobre tu libro viejo. Tómalo entre tus manos, levántalo hacia el cielo y dile a Dios sólo dos palabras: “gracias” y “perdón”.Después, dáselo a Cristo, no importa… así como esté, aunque tenga páginas negras… nunca olvides que Cristo sabe perdonar.Esta noche, Dios te entregará un libro nuevo. Es todo tuyo. Puedes escribir en él lo que quieras. Escribe el nombre de Jesús en la primera página. Después pídele que no te deje escribir a ti solo. Pídele que te lleve siempre de la mano y del corazón.
b) Oración de agradecimiento
¡Gracias, Señor, por todo lo que en este año me diste!¡Gracias por los días de sol y los nublados tristes!¡Gracias por las noches tranquilas y por las inquietas horas obscuras!¡Gracias por la salud y la enfermedad, por las penas y las alegrías!¡Gracias por todo lo que me prestaste y después me pediste!¡Gracias por la sonrisa amable y la mano amiga, por el amor y todo lo hermoso y dulce!¡Por las flores y las estrellas y la existencia de los niños y de las almas buenas!¡Gracias por la soledad, por el trabajo, por las dificultades y las lágrimas,por todo lo que me acercó a Ti más íntimamente!¡Gracias por tu presencia en el Sagrario y la gracia de tus Sacramentos!¡Por haberme dejado vivir, gracias Señor!¿Qué me traerá el año que comienza? ¡Lo que Tú quieras, Señor!Te pido fe para mirarte en todo; esperanza para no desfallecer;caridad perfecta en todo lo que haga, piense y quiera.Dame paciencia y humildad.Dame desprendimiento y un olvido total de mí mismo.Dame, Señor, lo que Tú sabes me conviene y yo no sé pedir: suficientes pruebas que me mantengan fuerte, suficientes tristezas que me mantengan humano, suficientes fracasos que me mantengan humilde, suficiente determinación para hacer cada día mucho mejor que ayer.¡Que pueda yo amarte cada vez más y hacerte amar por los que me rodean!¡Derrama, Señor, tus gracias sobre mí y todos los que quiero, para que en este año que empieza, tengamos siempre el corazón alerta, el oído atento, las manos y la mente activas y el pie dispuesto para extender tu Reino!
jueves, 30 de diciembre de 2010
ORACIONES PARA AÑO NUEVO
Ya dentro de unos dias se termina este año, para muchos lleno de alegrias y para otros de tristezas, para estos ultimos quiero decirles que siempre tenemos una nueva oportunidad, solo debemos pedirle ayuda a nuestro señor para que este año sea lleno de alegrias y oportunidades e invitemoslo a hacer parte de nuestra vida.
Por este motivo he colocado aquí una serie de oraciones para comenzar el año, para mi la oracion es el mejor ritual que pueden hacer en esta fecha tan especial, ustedes escojan la oración con la que mas se identifiquen, no se como todos terminan y comienzan el año, pero yo siempre acostumbro junto a mis seres queridos orar y darle gracias a Dios por el año que termina y gracias por el año que comienza, asi que si tu nunca lo has hecho te lo recomiendo, puedes poner alguna velita, incienso con lo que te sientas mas a gusto, no importa si tu año no fue como lo soñaste tienes otra oportunidad, ademas de las cosas malas siempre nos quedan experiencias y enseñanzas…espero que les guste y haganlo en familia. Dios esta con nosotros y recuerden nos dio una mamita hermosa y amorosa como es la Virgen María y unos hermosos hermanos angelicos quienes estan aqui para guiarnos y protegernos cuando los necesitemos.
Les deseo lo mejor en este nuevo año, que los deseos de sus corazónes se han cumplidos y que Dios los bendiga siempre.
Oración de Año Nuevo
Amén
Oraciones de Año Nuevo.
La envidia que me hace soñar con aquello que no me correspondee infravalorar los golpes de suerte del que camina junto a míLa violencia que me convierte en verdugo de innumerables prójimosLa indiferencia ante el que vive horas amargasy encuentra como respuesta el vacío de mis obras y palabrasLa pereza en el afán de superaciónLas manos que se cierran ante rostros que sufrenEl corazón altanero y ambicioso, hipócrita y egoístaEl pensamiento por lo puramente efímeroLa debilidad que me hace vulgar y uniforme en medio del mundoLa mentira que oculta la veracidad de las cosasLa tristeza por los proyectos truncadosLa desesperanza que trae mis limitaciones y carácterLa tibieza en mis actitudesEl disfraz que disimula mi franqueza Y
Un poco de tu paz para que sean días de sosiegoLa conformidad para que no sufra con aquello que carezcoLa fraternidad para ver al otro como un amigo y no como un adversarioLa fe para no ser esclavo de aquellos grilletescon los que aprietan las dudasLa audacia para resolver los problemas que me asaltenLa profundidad para meditar y escrutar los misteriosLa fortaleza para ser yo mismoLa originalidad para sentirme siempre vivoLa verdad para no ser esclavo de mis falsedadesLa alegría para ser portador de optimismoen el mundo que me rodeaLa esperanza para soñarcon un nuevo hombre y un nuevo ordenLa coherencia para que no existadistancia entre el digo y hagoLa nitidez para no ser malinterpretadoen la percepción de las cosas y de los hechosEl amor para saber que es una puertapor la que se sirve en la tierra y se entra en el cieloEl perdón para comprenderque es peso que quito de mis hombrosAmén
Oración por la noche de fin de año
En estos últimos momentos del año que hoy termina,heme aquí, Señor, en el silencio y en recogimientopara decirte GRACIAS,para solicitarte: AYUDA,para implorarte: PERDÓN.
GRACIAS,Señor por la paz, por la alegría,por la unión que los hombres, mis hermanos, me han brindado,por esos ojos que con ternura y comprensión me miraron.Por esa mano oportuna que me levanté,por esos labios cuyas palabras y sonrisa me alentaron,por esos oídos que me escucharon,por ese corazón que amistad, cariño y amor me dieron.
Gracias, Señor por el éxito que me estimuló,por la salud que me sostuvo,por la comodidad y diversión que me descansaron.Gracias, señor... me cuesta decírtelo...por la enfermedad, por el fracaso, por la desilusión,por el insulto, por el engaño, por la injusticia,por la soledad, por el fallecimiento del ser querido.Tu lo sabes, Señor, cuán difícil fue aceptarlo;quizá estuve al punto de la desesperación,pero ahora me doy cuentaque todo esto me acercó más a Ti.¡Tú sabes lo que hiciste!Gracias, Señor, sobre todo por la feque me has dado en Ti y en los hombres. Por esa fe que se tambaleópero que Tú nunca dejaste de fortalecercuando tantas veces encorvado bajo el peso del desánimome hizo caminar en el sendero de la verdada pesar de la obscuridad.
AYUDATe he venido también a implorarpara el año que muy pronto va a comenzar.Lo que el futuro me deparará, lo desconozco Señor.Vivir en la incertidumbre, en la duda,no me gusta, me molesta, me hace sufrir.Pero sé que Tú siempre me ayudarás.Yo te puedo dar la espalda. Soy libre.Tú nunca me la darás. Eres fiel.Yo sé que me tenderás la mano.Tu sabes que yo no siempre la tomaré.Por eso, hoy te pido que me ayudes a ayudarte,que llenes mi vida de esperanza y generosidad.No abandones la obra de tus manos.
Señor. PERDÓNNo podría retirarme sin pronunciaresa palabra que tantas veces,te debí de haber dicho,pero que por negligencia y orgullo he callado,perdón, Señor, por mis negligencias,descuidos y olvidos, por mi orgullo y vanidad,por mi necedad y capricho,por mi silencio y mi excesiva locuacidad.Perdón, Señor, por prejuzgar a mis hermanos,por mi falta de alegría y entusiasmo,por mi falta de fe y confianza en Ti,por mi cobardía y mi temor en mi compromiso. Perdón, porque me han perdonadoy no he sabido perdonar.Perdón por mi hipocresía y mi doblez,por esa apariencia que con tanto esmero cuidopero que en el fondo no es más que engaño a mi mismo.Perdón por esos labios que no sonrieron,por esa palabra que callé,por esa mano que no tendí,por esa mirada que desvié,por esos oídos que no presté,por esa verdad que omití,por ese corazón que no amó... por ese Yo que se prefirió.Señor, no te he dicho todo.Llena con tu amor mi silencio y cobardía.GRACIAS por todos los que no te dan gracias.
AYUDA a todos los que imploran tu ayuda.PERDÓN por todos los que no imploran perdón.Me has escuchado... ahora, Señor, te escucho...Amen.
martes, 28 de diciembre de 2010
Con María, el día de los Santos Inocentes
José y María se miran, abundantes lágrimas caen por sus mejillas, se abrazan y abrazan al niño. Es la noche más larga, más atroz, más cruel, que les ha tocado vivir a ambos.
Autor: Maía Susana Ratero | Fuente: Catholic.net
Existen, en nuestra vida, dolores que nos resultan incomprensibles, atroces, injustos y, sobre todo, inmerecidos. Pero, sea cual fuere la reacción que tengamos frente al dolor, él sigue allí, y nos atraviesa el alma como una afilada espada. Hoy mi dolor y mi tristeza no me dejan verte, María, como ansía mi corazón, pero sé que estas allí, aunque no pueda sentirte, estas detrás de mi dolor para sostenerme, para transformar el llanto en camino hacia al Padre.
- En profecía cumplida... -dices a mi corazón, mas, no comprendo.
- Hoy voy a hablarte de esos dolores incomprensibles que desgarran el alma y que luego, por la misericordia de Dios, se transforman en camino.
- Háblame Señora, que mi alma tiene tanta sed de tu compañía. Mi alma ansía caminos que no encuentro en la oscuridad de esta noche demasiado larga.
- Yo conozco bien las noches largas. Te hablaré de una en especial, que me pareció eterna. De una noche anunciada, tan anunciada como la nochebuena, pero olvidada luego por muchos y, lo que me desgarra el alma, una recordación tomada hoy, por tantos, como excusa para bromas.
Esta vez temo seguirte, no sé si tendré valor, pero igualmente me llevas...me llevas... y estamos nuevamente en el recinto de Belén. Vemos como José está despidiendo a tres extraños extranjeros que le habían llevado a tu hijo oro, como símbolo de su dignidad y gran valor, incienso, como símbolo de su comunión con Dios y mirra, para preparar el aceite sagrado de su unción. Tres extraños venidos de lejanas tierras siguiendo una estrella, tres extraños que, buscando al Rey de la Vida, fueron a preguntarle a un rey embriagado de poder, el camino para hallarlo.... y, sin quererlo, despertaron en él fantasmas olvidados... la profecía, la profecía de Belén...
Los extranjeros, que el mundo llamará más tarde los tres Reyes Magos, parten a su tierra por otro camino, evitando pasar cerca del palacio de Herodes, quien los aguarda como un tigre al acecho, para saltar sobre el pequeño Rey desconocido que amenaza su seguridad.
Entramos a la precaria vivienda. José nos sigue y comienza a trabajar, pues el dueño de la finca le había encargado unos arreglos y le pagaría un buen precio por ellos. José tiene los pies sobre la tierra, sabe que debe alimentar a su familia y para ello sólo conoce un modo: su trabajo.
Tu, María, te dispones a preparar la cena. José no aparta la mirada de su labor, pero es evidente que sus pensamientos están en otro sitio, quizás detrás de los muros de un palacio, tratando de leer los pensamientos de un hombre fuera de sí, mas nada te dice. La cena transcurre en paz. La presencia de esos hombres y sus obsequios han dejado más preguntas que respuestas...¿Quiénes eran? ¿Por qué habían venido? ¿Cuál era el real significado de su presencia? ... quizás representan a todos aquellos que no pertenecen al pueblo de Israel y para cuya Salvación también ha venido este niño. Demasiados acontecimientos y pocas explicaciones. La pareja se dispone a descansar pues al día siguiente deberán iniciar el camino hacia Jerusalén, para realizar la purificación de María, tal como lo establece la Ley.
Yo estoy allí, con ellos, no puedo dormir, siento miedo... conozco la historia... la he escuchado mil veces de labios de los sacerdotes. La he leído, pero no es lo mismo estar... estar... y todos, de alguna manera, alguna vez en la vida, también estamos dentro de esta historia... sólo que, enceguecidos por nuestro propio dolor, no nos damos cuenta.
A la mañana siguiente parten hacia Jerusalén, María me hace señas de que los siga. El camino es largo, el niño, pequeño aún. El animal que nos acompaña va cargado de las pocas pertenencias de los padres y, en su mayor parte, de los pañales y ropita del bebé, recibida generosamente de la esposa del dueño del pesebre.
Luego de la ceremonia del Templo volvimos a Belén, José se nota nervioso... no como quien desconfía de la protección de Dios, sino como un padre responsable que sólo desea actuar correctamente y no sabe cómo, pues presiente que Herodes no ha olvidado la presencia de los extranjeros, ni se quedará quieto ante lo que él considera una amenaza.
Durante los siguientes tres días la familia se dedica a organizar el retorno a Nazaret. José termina sus trabajos pendientes, consiguiendo de esta manera dinero para el viaje y retribuyendo, al mismo tiempo, la hospitalidad al dueño del pesebre, quien sólo pide como pago, el arreglo de una vieja mesa labrada herencia de su padre, trabajo realizado impecablemente por José.
Los planes del Señor y nuestros propios planes no van siempre por iguales caminos. La noche del tercer día no aparenta nada en especial, sólo un cielo cargado de nubarrones amenazantes. Hace frío, María amamanta a su niño y lo recuesta bien calentito en la cuna hecha por su esposo, y una blanca piel de cordero cubre las demás mantas con las que la joven madre abriga a su pequeño. El matrimonio cena al tiempo que comenta los últimos acontecimientos. José tiene largos silencios que inquietan el corazón de María quien, como esposa prudente, no pregunta. Tiran las mantas en el suelo y se disponen a dormir, yo hago lo mismo, María me besa la frente y me dice “Valor, amiga, lo necesitarás...” es la noche de la locura, pero igualmente me quedo dormida... lástima, no tuve el valor de esperar despierta, como tantas veces en la vida en las que no tengo el valor de dominar mi voluntad.
Me despiertan los gritos de José. El hombre está sentado en el suelo, empapado en sudor, su rostro está aterrado pero es sólo por un instante... enseguida se pone en pie, da vueltas en el recinto tratando de ordenar sus pensamientos, seguidamente despierta a María, la toma por los hombros al tiempo que le clama en voz baja:
- ¡María, María! Por el amor de Dios despiértate María! - y la sacude casi con violencia.
Ella abre los ojos y se asusta...
- ¿Qué pasa, José? ¡Por Dios! ¿Por qué hablas de esa forma? ¡Jesús, Jesús! ¿Le pasó algo al niño?
- No, pero le pasará si sigues allí acostada... María... he tenido un sueño, que no fue un sueño en realidad... un hombre vestido de blanco me clamaba que te tomara a ti y al niño y huyera a Egipto, pues Herodes busca al niño para matarlo.
- ¡Matarlo!...Dios mío José, que atroz pesadilla.
- María, esposa mía ¡Nos vamos a Egipto! ¡Y nos vamos ya! ¿Comprendes? ¡Ya!.
- ¿Qué dices? José... ¿Te das cuenta la distancia que nos separa de Egipto, que es medianoche, afuera arrecia el viento y el frío cala los huesos?...
- María ¿Confías en mí?
- José, confío en ti más que en nadie en esta tierra
- Entonces, amada mía, junta todo y vámonos, los soldados se aproximan cada minuto, por cada palabra que decimos ellos están un metro más cerca... y vienen a matarlo... y no están jugando, pues un loco asesino les ha ordenado deshacerse de Jesús... la pregunta es ¿Cómo lo encontraran? Mientras a ese loco no se le ocurra... ¡Dios no puedo ni pensarlo!
- Mientras no se le ocurra matarlos a todos... - y María se estremece tanto que José debe sostenerla para que no caiga.
Yo estoy inmóvil, hubiera querido traerles un vehículo, un helicóptero, sacarlos prontamente de allí, pero eso pasa en las películas y esto es la vida real. Los padres (ahora me voy dando cuenta la clase de padre que Dios eligió para Jesús, un Hombre con mayúsculas) preparan todo prontamente, llevan sólo lo indispensable, deben dejar muebles, cuna, todo lo hecho por José. El oro de los magos les permitiría establecerse en Egipto. Dios siempre tan previsor, nos manda las pruebas y los medios para enfrentarlas. Salimos, el viento me termina de despertar, tengo varias mantas puestas encima, pero tiemblo como una hoja, parece que el corazón se me saldrá del pecho en cualquier momento. Montan los animales, María me hizo un lugar en el suyo... partimos... se ve poco, pero se ve, hay luna llena, los nubarrones ya no están, José se encamina hacia Egipto a través de la desértica región, apura el paso, no hay miradas extrañas que noten nuestra presencia. El hombre anda varias horas a marcha forzada, de tanto en tanto mira hacia atrás, con angustia, casi con desesperación. Yo, yo estoy muerta de miedo... veo soldados por todas partes... sé de sobra que no nos alcanzarán... pero una cosa es leerlo y otra estar... estar...
Falta poco para el amanecer. De pronto se escucha un galope cercano, se ve la arena removida por los cascos del animal que se acerca, es un jinete solitario, pero se dirige, peligrosamente, hacia nosotros. José nos recomienda calma, y no decir el nombre del niño. Por fin llega el personaje, un hombre más bien anciano, con la mirada perdida... loco... pobre infeliz... sólo decía:
- ¡Madres, corran, corran con sus hijos! ¡Huyan!...
José baja de su asno y se acerca al pobre hombre:
- ¿Qué le ocurre, amigo? ¿Se siente usted bien?...
- ¡Huyan, huyan mujeres con sus hijos! Sangre... muerte... niños muertos, en todo Belén... niños degollados, atravesadas sus carnecitas por las espadas de los soldados... no escapó ni uno... todo Belén es un grito... solo los pequeños murieron... los menores de dos años... ¿Por qué?¿Por qué Dios?- grita desgarradoramente el infeliz mirando al cielo- Huyan mujeres... huyan... corran... corran...
El pobre desquiciado comienza a cabalgar nuevamente repitiendo el ya inútil consejo. Tanto horror le ha enloquecido. Se pierde en el paisaje, queriendo huir de los macabros recuerdos pero no hay lugar en donde uno pueda esconderse de los recuerdos.
José y María se miran, abundantes lágrimas caen por sus mejillas, se abrazan y abrazan al niño. Es la noche más larga, más atroz, más cruel, que les ha tocado vivir a ambos. Es la noche anunciada por el profeta Jeremías:
“En Ramá se oyó una voz, hubo lágrimas y gemidos: es Raquel, que llora a sus hijos y no quiere que la consuelen porque ya no existen”( Mt.2,18)
La travesía dura largos días, María se esconde muchas veces a llorar para que José no la vea... no quiere preocuparlo, más su corazón de madre está destrozado. Recuerda la espada anunciada por el anciano Simeón... ya ha comenzado a lastimarla. También veo a José llorar a escondidas, es el llanto de un hombre que se siente impotente ante la injusticia, es el llanto de un hombre justo clamando justicia.
Las primeras casas del poblado egipcio se divisan a la distancia. La noche larga ha terminado, el niño está a salvo, momentáneamente.
- Amiga- dices María, mirándome a los ojos,( mientras tus ropas y las mías vuelven a estos tiempos y el ruido de los automóviles nos sorprende frente la parroquia de Luján, en mi barrio) gracias por compartir conmigo esta noche, una de las más duras de mi tiempo en esta tierra. Realmente, cuesta ver a Dios detrás de tanto dolor, cuesta poder encontrarlo para que nos tome de la mano, cuesta no enloquecer como ese pobre viejo del desierto... cuesta, buena amiga, pero no es imposible, es más, es el único camino. Dios, tras el dolor que nos causan los seres humanos. Dios, sosteniendo. Dios, poniendo rosas sobre tantas espinas. Dios, transformando el dolor en camino de salvación. Dios, permitiendo que nuestra angustia ayude a otros a superar la suya. Cuando tu alma tenga más preguntas que respuestas, más dolor del que crees poder soportar, más soledad que compañía, más desilusión que sueños entonces, más que nunca, búscalo; que siempre habrá un Egipto donde puedas esconderte hasta que pase el temporal.
- Señora- y apenas si puedo contener mis lágrimas- ¡Cuánto, cuánto me amas, cuánto me cuidas, cuánto me enseñas! ¿Te dije ya cuánto te amo?- y me arrojo en tus brazos y lloro por los niños muertos, lloro por mí, lloro por la humanidad.
Mientras te alejas, y yo seco mis lágrimas, un grupo de jóvenes pasa riéndose de uno de ellos, al tiempo que le dicen “¡Qué la inocencia te valga! Ja,ja,ja” típico comentario de las bromas del Día de los Inocentes.
Tengo ganas de gritar, ganas de decirles que el origen de esa recordación es la sangre de niños pequeños derramada por Jesús, pero siento que no vale la pena; prefiero escribir este relato, escribirlo para que tú, después de leerlo, ya no rías con las bromas de los 28 de diciembre. Porque si tú no ríes, si le cuentas esta historia a un amigo y él ya tampoco ríe... entonces... entonces algo habrá cambiado en este mundo... porque recordando a nuestros mártires, los honramos.
NOTA de la autora:
"Estos relatos sobre María Santísima han nacido en mi corazón y en mi imaginación por el amor que siento por ella, basados en lo que he leído. Pero no debe pensarse que estos relatos sean consecuencia de revelaciones o visiones o nada que se le parezca. El mismo relato habla de "Cerrar los ojos y verla" o expresiones parecidas que aluden exclusivamente a mi imaginación, sin intervención sobrenatural alguna."
miércoles, 22 de diciembre de 2010
Con Maria, hacia mi propia navidad
¡Ya pronto es Navidad! María me invita a caminar hacia Belén, no la dejes sola, esperando, en un recodo del camino...
Autor: María Susana Ratero | Fuente: Catholic.net
Faltan pocos días para la Navidad aquí en mi ciudad. Ya has salido, junto a José, camino de Belén, Señora mía...
Preparaste amorosamente la ropita del pequeño, llevas todo lo que imaginas podrás necesitar. José organizó la logística del viaje, por donde ir, cuando parar, cuando llegar... cada uno en lo suyo, pero juntos. En el aire se respira “aroma de parto”.
¡Cómo quisiera acompañarte, Señora mía, en ésta, la más hermosa y decisiva peregrinación de la historia! ¡Cómo quisiera haber sido tan sólo uno de los perros que seguían al asno en su camino!...
Si tanto lo deseas, hija querida ¿Por qué entonces, no vienes con nosotros? ...Vamos ... sin tanto preámbulo ¿Vienes?
Tu voz clara, tu mirada serena, tu perfume indescriptible, le preguntan a mi pobre alma aturdida por las cosas del mundo. Tantas veces te he olvidado, Señora, tantas veces te he dejado esperando y, aún así, tu amor de madre me invita a caminar hacia Belén.
- ¡Claro que sí, Madre querida!- te contesta mi voz en un hilo... quisiera llorar, reír... no sé... opto por seguirte.
Anochece. Nazaret ha quedado atrás. Se han detenido a descansar un poco. José junta un poco de leña para hacer fuego. Tú estás sentada tratando de cocinar algo... justo se cruza un animal del campo, José lo atrapa.
El Señor nos mandó una buena cena, hermosa mía te dice el esposo cuando llega con su trofeo de caza.
Él nos provee siempre, esposo mío, sabe nuestras necesidades, pero por sobre todo, nos provee el alma con fuerza de su amor.
Te recuestas un rato, estás cansada. Yo te observo a pocos pasos... José va por más leña... Miras el cielo... Le hablas a tu bebé:
“Mira amor, desde aquella estrella grande, que brilla, Papá nos mira... ¿La ves?... bueno, bueno, tranquilo, no saltes así.- te ríes, una lágrima te acaricia la mejilla y se pierde en el viento de la noche - Amor, falta poco para llegar. ¿Qué haremos cuando sea tu tiempo? ¿Dónde nacerás? Seguro Papá ya tiene todo preparado, yo no pregunto, soy su esclava, voy donde me mande. ¿Sabes amor? Ser su esclava no es como las esclavitudes del mundo, que ahogan y atan, ser su esclava es como tener alas... como... soñar sin límites. Ser su esclava es llenarse de paz, no temer, caminar confiada, saber que todo camino es trazado por sus manos, que toda circunstancia es Camino hacia el Padre. Duerme ahora, hijo mío querido ¿Sabes? Estoy impaciente por verte, por besarte, por abrazarte... pero ya habrá tiempo, ahora, hijo, ahora es tiempo de caminar...
José vuelve con más leña, prepara la cena, y te sirve una abundante y rica porción. El olor de la carne asada trepa el aire... comen alegres, riendo con recuerdos del pasado, soñando con el día del nacimiento...
De pronto, les sobresalta un ruido...
Quédate aquí quieta, veré lo que es...
Teme José a los asaltantes que podían haberse escondido entre las sombras ¿Qué podrían llevarles? Nada, pues nada tienen. El mayor de los tesoros estaba escondido en el seno purísimo de María.
No temas, querida, es sólo un animal vagabundo. Duerme, duerme ahora, hermosa mía, que el viaje aún no termina, y el día de mañana será largo.
Te recuestas, Señora mía, cerca del fuego, José te cubre delicadamente con una manta. Te quedas dormida. Él te mira con ternura infinita. ¿Qué pensamientos estarán cruzando por su mente y su corazón en estos momentos? No quiero yo moverme, pues temo me vea José.
¿Te piensas quedar toda la noche tras una piedra? - el esposo voltea hacia mí y me mira con una mirada llena de paz, aunque no exenta de cierta preocupación.
- Yo... lo siento, no quería molestar... es que...
Lo sé ¿Olvidas que me cuenta todo? Ella te invitó a venir con nosotros en este viaje del 2010.
- ¿Qué dices José? ¿Cómo del 2010? ¿No es éste una especie de sueño donde yo los acompaño en un viaje realizado hace más de 2000 años?
Pues no, querida mía. Cada año, María y yo volvemos a viajar a Belén. Cada año es como si Cristo volviera a nacer. Sólo que su nacimiento no es físico... Jesús quiere nacer en el corazón de cada uno.
- Pero... no entiendo... hay mucha gente buena en el mundo, religiosos, sacerdotes, laicos, que también quisieran acompañarlos... ¿Cómo, entonces, viajan tan solos?
Porque éste, mi querida, es TU viaje hacia Belén, nadie puede hacerlo por ti. Éste es tu camino para dejar que Jesús nazca en tu alma. Éste es el viaje que debes hacer, a través de las montañas de tu corazón, debes cruzar los ríos de tu orgullo, que, aunque torrentosos, pueden cruzarse si te acompañamos. Debes soportar los vientos de la soledad y la tristeza. Debes enfrentarlos y vencerlos por amor a Jesús. ¿Comprendes ahora? .
Me quedo sin palabras. José es un hombre sabio, me explica lo que sucede con la sencillez de los grandes hombres. Estoy en el desierto de mi corazón, cuando amanezca... ¡Oh Dios! Cuando amanezca se mostrarán todos los valles, quebradas y torrentosos ríos de mi alma... ¡Qué vergüenza!. Mi corazón está tan lleno de pecados, que... no sé... quisiera salir corriendo pero ¿Adónde?. Ni siquiera hallaré un lugar donde esconder mi rostro...
¿Por qué quieres esconderte? preguntas, María querida, despertando de tu reparador descanso.
- Es que José me ha explicado... y temo que, al amanecer, no te guste lo que veas, Señora...
¿Y que se supone que veré?
- Mi corazón, que no es como yo quisiera, que hace el mal que no quiere y no hace el bien que desea, mi torpe corazón, tan lleno de culpas y olvidos para contigo.
Creo, hija mía, que no comprendes la verdadera dimensión del amor que Jesús tiene por ti- y colocas tu pequeña mano sobre el vientre abultado -Jesús estaba esperando a que tú desearas realizar este viaje, Jesús está esperando que tú te arrepientas de tus errores, pues Él es manantial de misericordia, Jesús espera que tú quieras recibirlo en tu alma. Para ello, busca el sacramento de la Reconciliación. Allí, verás cómo el paisaje de tu corazón se transforma, como los ríos se vuelven calmos, las quebradas se transforman en fértiles valles y el desierto de tu corazón se llena del perfume de su Amor. Jesús te llama, hija, te llama siempre. Desde su lastimado corazón, parte su pedido hasta el tuyo. El llamado es de Él, la decisión, tuya... indefectiblemente tuya... Ahora descansa, el día de mañana será largo.
Me recuesto cerca del fuego. No puedo dormir, mas bien no puedo dejar de llorar. Tanto me amas Jesús mío, que haces todo esto por mí, por cada ser humano, por todos, por todos. José me cubre con una manta... por fin me duermo.
Amanece. Tu esposo ha preparado un poco de pan para comer antes de reiniciar el viaje. Pan... me tiemblan las manos, lo recibo agradecida. Tiene el sabor del pan de la mesa de mi casa, el sabor conocido de las pequeñas cosas de mi vida.
Nos ponemos en camino, hay viento, cuesta avanzar, José y yo caminamos, María viaja sobre el animal que parece muy feliz de transportar tan preciado equipaje. Hay demasiado viento, la arena casi nos ciega, apenas si podemos conservar el rumbo.
- ¡Debemos detenernos!- le grito a José.
¡Aquí no, avanzaremos hasta esas rocas y buscaremos refugio!
- ¡No lo lograremos, casi no se ve nada!
Déjate guiar, conozco el terreno, no temas, llegaremos ¿Ves? Igual actúas en las tormentas de tu alma, en lugar de dejarte guiar por Jesús, acampas en cualquier parte de tu dolor y te tapa la arena de la desesperación.
Llegamos por fin a las rocas, que ofrecían buen refugio. La tormenta pasó. José propone seguir el viaje. María está realmente agotada pero calla, sabe que no puede quedarse a la mitad del camino, ahora debe seguir, no hay regreso.
Anochece. Se pone frío. A lo lejos se divisa una fogata, José nos deja en buen resguardo y se acerca a ver si son confiables. Regresa emocionado.
¡Es Pablo, mi primo y unas familias más! Ellos también deben registrarse en Belén. Dicen que la ciudad esta atestada de gente. Eso me preocupa, pero ya veremos al llegar, ahora vamos, nos invitaron a compartir la cena.
José avanza con el animal. María prefiere caminar un poco. Le ofrezco mi brazo, y se apoya.
¿Ves hija? Muchas veces Dios nos pone buenos amigos, buenos consejeros en el camino, la decisión es nuestra, o quedarnos en la oscuridad de nuestra propia noche o arriesgarnos a avanzar un poco hacia aquellos que nos pueden ayudar.
La familia de José se muestra amable. María tiene una sonrisa encantadora y una voz tan exquisita que todos quedan muy admirados de ella y no dejan de felicitar a José por tan bella esposa.
Al amanecer seguimos caminando, José se despide de su familia, ya que ellos se quedarán en el campamento por unos días esperando a otros parientes.
Belén se dibuja nítido en el horizonte. La gente va y viene a causa del censo. Vamos llegando, cuando María le dice a José.
Esposo mío, ya es tiempo... el niño nacerá pronto...
Ayúdame a encontrar un sitio para el nacimiento me pide José- recuerda que debe ser digno de Él, no por el lujo sino por la sencillez, el amor, la generosidad y la predisposición para recibirlo
- Pero ¿Dónde encuentro ese sitio, José?
No lo sé, recuerda que estamos en tu corazón, tú lo conoces, al menos, deberías. Busca en tu corazón un lugar donde María pueda dar a luz.
El lugar que José me solicitaba debía estar libre de las espinas de mi egoísmo, protegido y al reparo de los vientos de mi ira, sin grietas, para que no le inundase la lluvia fría de mi falta de fe.
José me pide ese lugar... antes de ponerme a buscar haré caso del consejo de María, buscaré el sacramento de la Reconciliación.
María me despide...
Aquí estaremos esperando, hija querida, ve y encuentra ese lugar para Jesús. Dale esa alegría a mi Corazón Inmaculado, busca, hija, busca... estoy segura que ese lugar existe, pero debes encontrarlo por ti misma Recuerda, nadie puede hacer esa búsqueda por ti. Vamos, que Jesús espera...
Abrazo a mi Madre querida con todas mis fuerzas, beso sus hermosas manos. Abrazo a José, quien besa mi frente y murmura...
Confío en ti, sé que volverás, sé que no nos dejarás en espera. No te distraigas en el camino, no te distraigas, por fuerte que sea la tentación. Busca, hija, que el que busca encuentra.
- Gracias, gracias- y mi voz es un susurro ahogado por el llanto.
Los dejo, cada tanto giro el rostro para verlos, aún están donde les dejé, en un recodo del camino... debo encontrar el mejor lugar dentro de mi corazón. Queda poco tiempo. Debo encontrar ese lugar y venir por ellos para guiarlos...
Sé que lo hallaré, no será fácil, deberé limpiarlo, asearlo y acondicionarlo. Llenarlo de amor y de fe. Pediré al Padre incremente mi fe... haré oración, seguiré los caminos del Adviento...
Dios jamás defrauda a los que en él depositan sus mejores sueños. Recuerdo que desde setiembre vengo pensando cómo hacer de ésta una Navidad especial... Dios me escuchó, María me escuchó, me invitó a caminar hacia Belén, nos invita a todos, no la dejemos sola, esperando, en un recodo del camino...
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NOTA de la autora:Estos relatos sobre María Santísima han nacido en mi corazón y en mi imaginación por el amor que siento por ella, basados en lo que he leído. Pero no debe pensarse que estos relatos sean consecuencia de revelaciones o visiones o nada que se le parezca. El mismo relato habla de "Cerrar los ojos y verla" o expresiones parecidas que aluden exclusivamente a mi imaginación, sin intervención sobrenatural alguna.
sábado, 18 de diciembre de 2010
MENSAJES DE LA VÍRGEN DE FÁTIMA AL PADRE GOBBI
“Hoy, hijos míos predilectos, recordad mi venida aquí a la tierra, en la pobre Cova de Iria, en Fátima. Bajé del Cielo para pediros la Consagración a mi Corazón Inmaculado.
Por medio de vosotros, Sacerdotes de mi Movimiento, cuanto os pedí entonces se está ahora realizando. Vosotros os consagráis a mi Corazón Inmaculado y conducís las almas a vosotros encomendadas a esta consagración querida por Mí misma.
Desde aquel día ha pasado mucho tiempo: ya son cincuenta y nueve años.
Aconteció también la segunda guerra mundial, predicha por Mí como castigo permitido por Dios para una Humanidad que no se ha arrepentido, por desgracia.
Ahora estáis viviendo los momentos en que el Dragón rojo, a saber, el ateísmo marxista, se ha propagado por todo el mundo y hace estragos cada vez mayores entre las almas.
Logra verdaderamente seducir y precipitar un tercio de las estrellas del cielo.
Estas estrellas, en el firmamento de la Iglesia, son los Pastores: sois vosotros, pobres hijos míos Sacerdotes.
¿Acaso no os ha confirmado también el Vicario de mi Hijo que hoy son los amigos más queridos, incluso sus mismos comensales, los Sacerdotes y Religiosos, los que traicionan y se ponen contra la Iglesia?
Ésta es, pues, la hora de recurrir al gran remedio, que el Padre os ofrece, para resistir a las seducciones del Maligno y para oponeros a la verdadera apostasía que cada vez se extiende más entre mis pobres hijos.
¡Consagraos a mi Corazón Inmaculado!
A quien se consagra a mi Corazón Inmaculado, vuelvo a prometerle la Salvación: la salvación del error en este mundo y la salvación eterna.
La obtendréis por mi especial intervención de Madre. Así impediré que podáis caer en las seducciones de Satanás. Seréis protegidos y defendidos por Mí misma; seréis consolados y robustecidos por Mí.
Ésta es la hora en que todo Sacerdote, que quiera mantenerse fiel, debe atender mi llamada.
Cada uno se consagre a mi Corazón Inmaculado: y por medio de vosotros, Sacerdotes, muchos hijos míos harán esta Consagración.
Es como una vacuna que, a título de buena Madre, os doy para preservaros de la epidemia del ateísmo que contamina a tantos hijos míos y los conduce a la verdadera muerte del espíritu.
Éstos son los tiempos predichos por Mí misma; ésta es la hora de la purificación (...).”
25 de marzo de 1984
Fiesta de la Anunciación de María Santísima
Pido a todos la consagración
“Contemplad el momento inefable de la Anunciación cuando el Arcángel Gabriel, enviado por Dios, recibe mi “sí” para realizar el eterno designio de Redención, y el gran misterio de la Encarnación del Verbo en mi seno virginal, y comprenderéis entonces el porqué os pido consagraros a mi Corazón Inmaculado.
Sí, Yo misma he manifestado mi voluntad en Fátima, cuando me aparecí en 1917. Se la he pedido repetidas veces a mi hija Sor Lucía, que se encuentra aún sobre la Tierra para cumplir esta misión que le he confiado. En estos años la he pedido insistentemente, a través del mensaje confiado a mi Movimiento Sacerdotal. Hoy pido de nuevo a todos la consagración a mi Corazón Inmaculado.
La pido, ante todo al Papa Juan Pablo II, mi primer hijo predilecto, que con ocasión de esta fiesta, la realiza de manera solemne, después de haber escrito a los Obispos del mundo para que la hagan en unión con Él.
Por desgracia la invitación no ha sido acogida por todos los Obispos. Especiales circunstancias no le han permitido todavía consagrarme expresamente Rusia, como repetidamente he pedido. Como ya os he dicho, esta consagración me será hecha cuando ya estén en vías de realización sangrientos acontecimientos.
Bendigo ese valeroso acto de “mi” Papa, que ha querido consagrar el mundo y todas las naciones a mi Corazón Inmaculado; lo acojo con amor y gratitud y, por él, prometo intervenir para abreviar mucho las horas de purificación y para hacer menos dura la prueba.
Pero pido también esta consagración a todos los Obispos, a todos los Sacerdotes, a todos los Religiosos y a todos los fieles. Ésta es la hora en que toda la Iglesia se debe recoger en el seguro refugio de mi Corazón Inmaculado.
¿Por qué os pido la consagración?
Cuando se consagra una cosa, se la sustrae a todo otro uso profano para destinarla sólo al uso sagrado. Así sucede con un objeto cuando se le destina al culto divino...
Pero puede serlo también una persona cuando Dios la llama a rendirle un culto perfecto. Comprended, por tanto, cómo el verdadero acto de vuestra consagración fue el del Bautismo.
Con este Sacramento, instituido por Jesucristo, se os comunicó la Gracia, que os injerta en un orden de vida superior al vuestro, esto es, en el orden sobrenatural. Participáis, así, de la naturaleza divina, entráis en una comunión de amor con Dios, y vuestras acciones tienen, por esto, un nuevo valor, que supera al de vuestra naturaleza porque tienen un verdadero valor divino.
Después del Bautismo estáis ya ordenados a la perfecta glorificación de la Santísima Trinidad y consagrados a vivir en el amor del Padre, en la imitación del Hijo y en la plena comunión con el Espíritu Santo.
El hecho que caracteriza el acto de la consagración, es su totalidad: cuando os consagráis, desde ese instante lo estáis enteramente y para siempre.
Cuando os pido la consagración a mi Corazón Inmaculado, es para haceros comprender que debéis entregaros completamente a Mí, de manera total y perenne, para que pueda disponer de vosotros según el Querer de Dios.
Debéis entregaros de modo completo, dándomelo todo. No debéis entregarme algo y retener todavía alguna cosa para vosotros; debéis ser verdadera y solamente del todo míos.
Y luego os debéis entregar a Mí, no un día sí y otro no, o por un período de tiempo, hasta que vosotros queráis, sino para siempre. Es para subrayar este importante aspecto de completa y duradera pertenencia a Mí, vuestra Madre Celeste, el por qué Yo os pido la consagración a mi Corazón Inmaculado.
¿Cómo debéis vivir vuestra consagración?
Si meditáis el inefable misterio, que hoy recuerda la Iglesia, comprenderéis cómo debe vivirse la consagración que os he pedido.
El Verbo del Padre, por amor, se me ha confiado completamente. Después de mi “sí”, descendió del Cielo a mi seno virginal.
Se me ha confiado en su divinidad. El Verbo eterno, la segunda Persona de la Santísima Trinidad, después de la Encarnación, se ha escondido y recogido en la pequeña morada, milagrosamente preparada por el Espíritu Santo, de mi seno virginal.
Se me ha confiado en su humanidad, de manera tan profunda, como cualquier otro hijo se confía a su madre de la que todo lo espera: sangre, carne, respiración, alimento y amor para crecer cada día en su seno y luego –después del nacimiento– cada año crecer siempre junto a su madre.
Por esto, así como soy Madre de la Encarnación, así también soy Madre de la Redención, que tuvo aquí su admirable comienzo.
Vedme aquí, por ello, íntimamente asociada a mi Hijo Jesús; colaboro con Él en su Obra de salvación, durante su infancia, adolescencia y sus treinta años de vida oculta en Nazaret y su ministerio público; durante su dolorosa pasión hasta su Cruz, donde ofrezco y sufro con Él, y recojo sus últimas palabras de amor y de dolor, con las cuales me da como verdadera Madre a toda la humanidad.
Hijos predilectos, llamados a imitar en todo a Jesús porque sois sus Ministros, imitadlo también en esta su total entrega a la Madre Celeste. Por esto os pido que os entreguéis a Mí con vuestra consagración.
Podré ser así para vosotros madre atenta e interesada en haceros crecer en el designio de Dios, para realizar en vuestra vida el gran don del Sacerdocio, al que habéis sido llamados; os llevaré cada día a una cada vez mejor imitación de Jesús, que debe ser vuestro único modelo, y vuestro mayor y único amor. Seréis sus verdaderos instrumentos, fieles colaboradores de su Redención.
Hoy esto es necesario para la salvación de toda la humanidad, tan enferma y alejada de Dios y de la Iglesia.
El Señor la puede salvar con una extraordinaria intervención de su Amor Misericordioso, y vosotros, Sacerdotes de Cristo y mis hijos predilectos, estáis llamados a ser los instrumentos del triunfo del Amor Misericordioso de Jesús.
Hoy esto se hace indispensable para mi Iglesia, que debe ser curada de las llagas de la infidelidad y de la apostasía para retornar a una renovada santidad y a su esplendor.
Vuestra Madre Celeste quiere curarla a través de vosotros, mis Sacerdotes. Pronto lo haré, si me dejáis obrar en vosotros, si os confiáis, con docilidad y sencillez, a mi misericordiosa acción materna.
Por esto, una vez más hoy, con dolorosa súplica, os pido a todos que os consagréis a mi Corazón Inmaculado.”
7 de junio de 1986
Fiesta del Inmaculado Corazón de María
Áncora de Salvación.
"Hoy quiero expresaros mi gratitud maternal por haber acogido la invitación a consagraros a mi Corazón Inmaculado.
En gran número habéis respondido de todas las partes del mundo. Seguid respondiéndome con generosidad y dejaos conducir por Mí al seguro refugio, que mi amor maternal ha preparado para vosotros.
En estos tiempos, todos necesitáis correr al refugio seguro de mi Corazón Inmaculado, porque graves peligros de males os amenazan.
Son ante todo males de orden espiritual, que pueden dañar la vida sobrenatural de vuestras almas.
El pecado se extiende como la peor y más perniciosa de las epidemias, y lleva a todas partes la enfermedad y la muerte a muchísimas almas. Si vivías habitualmente en pecado mortal, estáis espiritualmente muertos; y si llegáis al término de vuestra existencia en ese estado, os aguarda la muerte eterna en el infierno.
El infierno existe, es eterno, y hoy muchos corren el peligro de caer en él, por estar contagiados por esa enfermedad mortal.
Hay males de orden físico, como enfermedades, desgracias, accidentes, sequías, terremotos, males incurables que se propagan. También en esto que sucede en el orden natural, ved una señal de aviso para vosotros.
Debéis ver en todo una señal de la Justicia Divina, que no puede dejar impunes los innumerables delitos que se cometen cada día.
Hay males de orden social, como la división y el odio, el hambre y la pobreza, la explotación y la esclavitud, la violencia, el terrorismo y la guerra.
Para protegeros de todos estos males, os invito a guareceros en el seguro refugio de mi Corazón Inmaculado.
Pero en estos tiempos, tenéis necesidad, sobre todo de ser defendidos de las terribles asechanzas de mi Adversario, que ha logrado instaurar su reino en el mundo.
Es el reino que se opone a Cristo, el reino del Anticristo. En el último período de vuestro siglo su reino llegará a la cumbre de su fuerza, de su poder, de su gran seducción.
Se acerca la hora en la que el hombre inicuo, que se quiere poner en el puesto de Dios, para hacerse adorar él mismo como Dios, se manifestará con todo su poder.
Bajo el flagelo sangriento de esta terrible prueba, ¿cómo podréis evitar la dispersión y el abatimiento y permanecer fuertes en la fe y fieles sólo a Jesús y al Evangelio?
Mi Corazón Inmaculado será vuestra defensa fortísima, el escudo de protección, que os salvará a todos de los ataques de mi Adversario.
Pero hoy tenéis especial necesidad de ser consolados.
¿A quién podréis recurrir, en los dolorosos momentos que os aguardan, cuando llegue al culmen la gran apostasía y la humanidad llegue al vértice máximo de la negación de Dios y de la rebelión, de la iniquidad y de la discordia, del odio y de la destrucción, de la maldad y de la impiedad?
¡En mi Corazón Inmaculado seréis consolados!
Por esto os repito hoy a cada uno de vosotros lo que dije en Fátima a mi hija Sor Lucía: -Mi Corazón Inmaculado será tu refugio y el camino seguro que te conducirá a Dios.
En este día, en que la Iglesia me venera de modo particular, deseo que mi Corazón Inmaculado se muestre como el áncora de salvación para todos".
Rubbio (Vicenza), 30 de julio de 1986
Arca de la Nueva Alianza
“Hijos predilectos, Yo os llevo cada día por el camino hacia la perfecta imitación de mi Hijo Jesús.
Sólo así podréis ser hoy una señal de alegría y de consolación para todos.
Éstos son los años dolorosos de la prueba. Ésta os ha sido ya preanunciada por Mí de tantos modos y con muchas señales.
Pero, ¿quién me cree?, ¿quién me escucha?, ¿quién se empeña de verdad en cambiar de vida?
Dos son las espadas que atraviesan mi Corazón de Madre. Por una parte veo el gran peligro que corréis, porque el castigo está ya a la puerta; y por otra veo vuestra incapacidad para creerme y aceptar las invitaciones a la conversión, que Yo os doy, para que podáis eludirlo.
Ahora me dirijo todavía a vosotros, mis predilectos e hijos a Mí consagrados, y os invito a levantaros sobre este mundo, de vuestras diarias preocupaciones, de los desordenados apegos a las criaturas y a vosotros mismos, de la mediocridad y de la tibieza, de una aridez más vasta cada día.
Entrad en el refugio, que la Madre celestial os ha preparado para vuestra salvación para que podáis pasar a salvo en mi Corazón Inmaculado los días terribles de la gran tempestad, que ya ha llegado.
Éste es el momento de refugiaros todos en Mí, porque Yo soy el arca de la Nueva Alianza.
“En los tiempos de Noé, inmediatamente antes del diluvio, entraban en el Arca aquellos que el Señor destinaba a sobrevivir a su terrible castigo. En vuestros tiempos Yo invito a todos mis hijos a entrar en el Arca de la Nueva Alianza, que Yo he construido en mi Corazón Inmaculado, para ser ayudados por Mí a sobrellevar el peso sangriento de la gran prueba, que precede a la llegada del día del Señor”.
No miréis a otra parte. Sucede como en el tiempo del diluvio y nadie piensa en lo que os espera.
Todos están muy ocupados en pensar solamente en sí mismos, en los propios intereses terrenales, en el placer, en satisfacer de todos los modos sus pasiones desordenadas.
¡Incluso en la Iglesia, qué pocos son los que se preocupan de mis llamadas maternales tan dolorosas!
Al menos vosotros, mis predilectos, debéis escucharme y seguirme. Entonces por medio de vosotros, Yo puedo llamar a todos a entrar lo más pronto en el Arca de la Nueva Alianza y de la salvación, que mi Corazón Inmaculado os ha preparado para estos tiempos del castigo.
Aquí estaréis en paz y podréis convertiros en señales de mi paz y mi maternal consolación para todos mis pobres hijos.”
domingo, 12 de diciembre de 2010
NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE
Historia de la fiesta
Aunque las diferentes advocaciones de la Virgen María son muy numerosas, la Iglesia le da especial importancia a las tres apariciones de la Virgen María en diferentes partes del mundo:
Aparición de la Virgen de Guadalupe: 12 de Diciembre de 1531 en México.
Aparición de la Virgen de Lourdes: 11 de Febrero de 1858 en Francia.
Aparición de la Virgen de Fátima: 13 de Mayo de 1917 en Portugal.
Debemos recordar que es la misma Virgen María la que se ha aparecido en los distintos lugares, en estos tres momentos para ayudarnos y animarnos a seguir adelante en nuestro camino al cielo. En estas apariciones, la Virgen nos ha pedido rezar el Rosario, acudir al Sacramento de la Penitencia y hacer sacrificios para la salvación del mundo.
La Virgen de Guadalupe es muy importante para la fe de todos los mexicanos, pues en ella nuestra Madre del Cielo manifestó claramente su amor de predilección por este pueblo, dejando un hermoso mensaje lleno de ternura y dejando su imagen grabada en un ayate como muestra de su amor.
En el Nican Mopohua se puede encontrar la historia completa de las apariciones de la Virgen de Guadalupe, pero aquí presentamos un resumen de la misma:
Hace muchos años, los indios aztecas que vivían en el valle de México, no conocían a Jesús. Ellos tenían muchos dioses y eran guerreros. Los misioneros eran unos sacerdotes que vinieron de España y que poco a poco fueron evangelizando a los indios. Les enseñaron a conocer, amar e imitar a Jesús en la religión católica y los bautizaron.
Entre los primeros que se bautizaron, había un indio muy sencillo llamado Juan Diego, quien iba todos los sábados a aprender la religión de Cristo y a la misa del pueblo de Tlatelolco.
El sábado 9 de Diciembre de 1531, cuando Juan Diego pasaba por el Cerro del Tepeyac para llegar a Tlatelolco, escuchó el canto de muchos pájaros y una voz que le decía: "Juanito, el más pequeño de mis hijos, ¿a dónde vas?". Al voltear Juan Diego vio una Señora muy hermosa.
La Señora le dijo: "Yo soy la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios. He venido hasta aquí para decirte que quiero que se me construya un templo aquí, para mostrar y dar mi amor y auxilio a todos ustedes".
La Virgen le dijo a Juan Diego que fuera a ver al Obispo y le contara lo que Ella le había dicho.
Juan Diego salió de la casa del Obispo muy triste porque no le creyó. Entonces fue al Cerro del Tepeyac a pedirle a la Virgen que mejor mandara a un hombre más importante porque a él no le creían.
La Señora le dijo a Juan Diego que volviera el domingo a casa del Obispo. Esta vez, el Obispo le dijo que le trajera una señal, es decir, una prueba de que la Señora de verdad era la Virgen.
Juan Diego no pudo ir al día siguiente al Tepeyac, pues su tío Bernardino se puso muy enfermo y fue por un médico. Fue hasta el martes, cuando al pasar por el cerro para ir por un sacerdote que confesara a su tío, se le apareció la Virgen y le dijo: "Juanito, Juan Dieguito; ¿No estoy yo aquí que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿Por qué te preocupas?”. Después, le hizo saber que su tío ya estaba curado y le pidió que subiera a la punta del cerro a cortar unas rosas y las guardara en su ayate. Juan Diego se sorprendió de aquella orden, pues era invierno y no era tiempo de rosas. Sin embargo, obedeció y encontró las rosas tal como la Virgen le había dicho. Se las llevó y Ella le dijo: "Hijo mío, el más pequeño, estas rosas serán la prueba que llevarás al obispo".
Juan Diego fue de nuevo a ver al Obispo y le dijo que la Virgen le había mandado la prueba de que Ella era realmente la Virgen.
Al soltar su ayate, las rosas cayeron al suelo y apareció dibujada en la tela la preciosa imagen de la Virgen de Guadalupe.
Fue entonces cuando el Obispo creyó que la Virgen quería que le construyeran en ese lugar un templo.
El ayate permaneció un tiempo en la capilla del Obispo Fray Juan de Zumárraga. El 26 de diciembre de 1531 lo trasladaron a una ermita construida al pie del Tepeyac.
En 1754, Benedicto XIV nombró a al Virgen de Guadalupe patrona de la Nueva España, desde Arizona hasta Costa Rica.
El 12 de octubre de 1895 se llevó a cabo la coronación pontificia de la imagen, concedida por León XIII.
En 1904, San Pío X elevó el santuario de México a la categoría de Basílica y en 1910 proclamó a la Virgen de Guadalupe, Patrona de toda América Latina.
En 1945, Pío XII le dio el título de la Emperatriz de América. El 12 de Octubre de 1976 se inauguró la nueva Basílica de Guadalupe.
Miles de personas de México y del mundo entero, visitan cada año la Basílica de Guadalupe, en donde está la hermosa pintura que la Virgen pintó a Juan Diego en su ayate para pedirle a Nuestra Madre su amor, su protección y su ayuda.
Las peregrinaciones no sólo se llevan a cabo en México, las hay en todos los países del mundo a diferentes templos. Algunas personas van de rodillas, porque le hacen una promesa a la Virgen cuando le piden un favor. En las peregrinaciones, la gente va haciendo oración, sacrificios y cantando. Muchas veces, las peregrinaciones vienen de muy lejos y se tardan varios días en llegar a darle gracias a la Virgen por algún milagro o favor que les concedió. El amor a la Virgen es lo que mueve a todas estas personas a irla a visitar desde su ciudad.
En las peregrinaciones, las personas suelen llevar estandartes con la imagen de la Virgen y mantas donde escriben el nombre de su pueblo, de su familia, de su empresa.
Oración a la Virgen de Guadalupe
Préstame Madre tus ojos, para con ellos poder mirar, porque si con ellos miro, nunca volveré a pecar.
Préstame Madre tus labios, para con ellos rezar, porque si con ellos rezo, Jesús me podrá escuchar.
Préstame Madre tu lengua, para poder comulgar,
pues es tu lengua patena de amor y santidad.
Préstame Madre tus brazos, para poder trabajar, que así rendirá el trabajo una y mil veces más.
Préstame Madre tu manto, para cubrir mi maldad, pues cubierta con tu manto al Cielo he de llegar.
Préstame Madre a tu Hijo, para poder yo amar.
Si tu me das a Jesús, qué más puedo yo desear
y ésta será mi dicha por toda la eternidad.
Amén.
Canciones guadalupanas
La Guadalupana
Desde el Cielo, una hermosa mañana (bis)
La Guadalupana (tres veces)bajó al Tepeyac.
Suplicante juntaba sus manos (bis)y eran mexicanos (tres veces) su porte y su faz.
Su llegada llenó de alegría (bis)
De luz y armonía (tres veces) el Anáhuac.
Junto al monte pasaba Juan Diego (bis)
Y acercóse luego (tres veces) al oír cantar.
A Juan Diego la Virgen le dijo (bis)este cerro elijo (tres veces) para hacer mi altar.
Y en la tilma entre rosas pintada (bis)Su imagen amada (tres veces)se dignó dejar.
Desde entonces para el mexicano (bis)Ser guadalupano (tres veces) es algo esencial.En sus penas se postra de hinojos (bis)Y eleva sus ojos (tres veces)hacia el Tepeyac.
Himno a la Virgen de Guadalupe
Mexicanos volad presurosos del pendón de la Virgen en pos, y en la lucha saldréis victoriosos defendiendo a la patria y a Dios.
De la santa montaña en la cumbre apareció como un astro María ahuyentando con plácida lumbrelas tinieblas de la idolatría.
Es patrona del indio, su mantoal Anáhuac protege y da gloria; elevad mexicanos el canto,alabanza y eterna victoria.
En Dolores brilló refulgente cual bandera su imagen sagrada dando arrojo al patriota insurgente y tomando invencible su espada.
Siempre así lucirá; invasores hollar quieren Anáhuac la tierra flameará nuevamente en la guerra.
En redor de esa enseña brill ante todo el pueblo luchará, volará,y por siempre en las lides triunfantecon arrojo sacarlas habrá.
Rosario a la Virgen Guadalupana
En estos misterios se medita en las apariciones de la Virgen de Guadalupe. Al iniciar cada misterio, se lee el pasaje y se hace la petición, se reza un Padrenuestro, 10 Avemarías y un Gloria y al final, se canta alguna estrofa de las canciones propias de la Virgen de Guadalupe.
Primer Misterio: La Virgen de Guadalupe trae un mensaje de paz a su pueblo.
“Sabe y ten entendido, tú, el más pequeño de mis hijos, que soy yo la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios por quien se vive; del Creador, en quien está todo; y es Señor del cielo y de la tierra. Deseo vivamente que se me erija aquí un templo para en él mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa, pues yo soy su piadosa Madre”.
Pedir a la Virgen María por todos aquellos que no la conocen y no la valoran como su Madre.
Segundo Misterio: Juan Diego comparte a la Virgen su humildad y su pequeñez a los ojos de los hombres.
“Te ruego encarecidamente, Señora y niña mía, que alguno de los principales, conocido, respetado y estimado, le encargues que lleve tu mensaje para que le crean, porque yo soy un hombrecillo, soy un cordel, soy una escalerilla de tablas, soy cola, soy hoja, soy gente menuda.”
Pedir a la Virgen que nos ayude a darnos cuenta del valor de la humildad y la sencillez de corazón.
Tercer Misterio: María de Guadalupe escogió a Juan Diego por su sencillez y no por su sabiduría.
“Oye hijo mío, el más pequeño, ten entendido que son muchos mis servidores y mensajeros a quienes puedo encargar que lleven mi mensaje y hagan mi voluntad, pero es de todo punto preciso que tú mismo solicites y ayudes y con tu mediación, que se haga mi voluntad”.
Pedir a la Virgen que nos ayude a saber transmitir la palabra de Cristo a los demás.
Cuarto Misterio: La Virgen María cura a Juan Bernardino como signo de que quiere salud y felicidad para su pueblo.
“Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige; no se turbe tu corazón; no temas a esa enfermedad ni alguna otra angustia. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo? ¿Qué más has menester? No te apene ni te inquiete otra cosa, no te aflija la enfermedad de tu tío, que no morirá ahora de ella. Está seguro de que ya sanó".
Pedir a la Virgen que, como Juan Diego, sepamos acompañar en la enfermedad, la angustia y el dolor a los que están cerca de nosotros.
Quinto Misterio: María nos deja su imagen para recordarnos su ternura, su amor y su constante protección.
Juan Diego trajo a la Señora del Cielo las diferentes rosas que fue a cortar; las que, así como las vio, cogió con sus manos y otra vez se las echó en el regazo diciendo: “Hijo mío, el más pequeño, esta diversidad de rosas es la prueba y señal que llevarás al obispo, le dirás en mi nombre que vea en ella mi voluntad y que él tiene que cumplirla. Tú eres mi embajador, muy digno de confianza.”
Pedir a la Virgen que, como Ella, sepamos escuchar y ayudar a nuestros hermanos.
viernes, 10 de diciembre de 2010
INVOCA A MARIA
A través de la historia todo fiel cristiano, que por serlo tiene que ser mariano, ha llevado a la práctica consciente o inconsciente este ruego del gran devoto de la Virgen, San Bernardo.
El niño en quien se sembró una gran piedad mariana al llegar a los años borrascosos de la adolescencia y juventud no olvidó aquellas vivencias de sus años infantiles y, como niño, acudió a María
Como niños en apuros acudamos al regazo de Nuestra Madre. tal vez destrozado su corazón por la pasión o el pecado, pero no por eso desesperanzado. Los años le irán haciendo más maduro, pero no por eso olvidará el cariño tierno a la Madre a quien si no de una manera particular, sí en su interior acudía a la Señora.
Ni que decir tiene que el anciano que ha vivido tantos años invocando a María, ahora en el declive de su vida sigue teniéndola muy presente, ya que tiene un presagio de pronta realidad el “ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte”.
¡Cuántas invocaciones tienen los cristianos para dirigirse a la Señora y expresarle así la necesidad que tienen de ella en este peregrinar duro del vivir diario!. Será, por ejemplo, la “Virgen del Camino” que encontramos en nuestro peregrinaje por este mundo; la “Virgen del Paso” (Venerado en Otranto, al sur de Italia), quien en la fatiga del bregar diario nos alienta a proseguir en el camino hacia Dios; la “Virgen de la Luz”, quien en la oscuridad, fruto de nuestras dudas, aparece como disipadora de las tinieblas; “La Virgen de la Estrella”, quien en medio de la borrasca de la tentación nos encamina hacia Jesús, que es el camino.
¿Qué hombre en el dolor no se acuerda de su madre? ¿Qué cristiano verdadero en sus dificultades y luchas no invoca a María?.
jueves, 2 de diciembre de 2010
A JESUS POR MARIA
“María es siempre el camino que conduce a Cristo” (Pablo VI).
Toda la razón de ser de las prerrogativas de María está en su función de Madre de Dios.
Todo el que se ha acercado a María es para terminar en Jesús. no se puede concebir un amor a María, que no germine en un amor a Cristo, ya que Él es el centro de nuestra vida y todo lo demás son medios para acercarnos a Él.
En la vida ordinaria vemos la lección, uno que es auténtico devoto de María, no puede menos de amar a Jesús. La experiencia nos la podrían contar todos los santuarios marianos, lugares de regeneración espiritual para muchos que llegan allí hechos un desastre en su conducta y que salen rejuvenecidos dispuestos a dar un sentido a su vida.
Nuestro amor a la Madre, si es auténtico, no se puede concebir sin el mismo amor al Hijo, ya que si amamos de verdad a una persona, tenemos que amar lo que Ella ama.
Nuestro acudir a María es sencillamente, porque Ella puede alegar sus méritos y su vida a favor nuestro ante su Hijo. Ella es licenciada en pleitos divinos-humanos.
Acudimos a María para llegar a Jesús. porque es acomodadora de la misericordia y del perdón.
Como el niño acude al regazo de la madre para buscar su protección, así los cristianos acudimos a María para ir de su mano a Dios, pues, nuestra condición de pecadores nos da vergüenza, si nos acercamos directamente.
María es un atajo seguro, que desemboca en Cristo, quien va de su mano tiene la certeza de que tarde o temprano se unirá a Jesús.
María consciente de su puesto de Medianera de todas las gracias está siempre a nuestra total disposición. Ella fue la que sirvió de enlace, para que Dios bajase a nosotros y sigue siendo el acceso que tenemos los hombres para llegar a Dios.
Padre Tomás Rodríguez Carbajo