MENSAJES DE LA VIRGEN

COMENTARIO DE LUZ DE MARÍA SOBRE LOS ÚLTIMOS MENSAJES

04-03-2010
Sentí el lamento de nuestra Madre Santísima, porque la humanidad no atiende a los llamados. Como lo dijo en el mensaje pasado, también: muchos hermanos están ansiosos por saber si menciona algún país donde va a suceder algo; para alertarse, pero no porque quieran atender al llamado del Cielo para convertirse o para dejar de pecar, sino por un interés totalmente humano. Sentí el dolor de la Madre Santísima donde nos clamaba: ¿Por qué no dejan de pecar?, ¿hasta cuándo van a continuar dándonos la espalda? Y es que es doloroso sentir que en momentos de tragedia natural o por causas humanas, “los hombres nos volvemos en contra de los hombres”, porque nos interesa sólo la supervivencia personal, y no nos interesan los demás. Bien nos lo han dicho el Señor y la Santísima Virgen: nos movemos en un campo de batalla, no sólo espiritual sino físico. Por eso tenemos que mantenernos unidos orando unos por otros, orar por los que no creen. Como lo dijo nuestra Madre ahora: enviar bendiciones a todas las criaturas de la humanidad, llegar hasta aquellos confines en donde nosotros ni siquiera sabemos que existen seres humanos. Nos llamó a bendecir la tierra, a bendecir el universo, la creación, el cosmos, para que toda esa bendición que nosotros pidamos, imante el cosmos en general y todo se fusione para traernos bendiciones. Necesitamos traer bendición urgentemente a toda la humanidad.

La Santísima Virgen nos dijo hace poco que iba a suceder una tragedia en China. Y nos dicen ahora en la mañana que hubo un sismo muy fuerte en Taiwán. Nos anunció algo también para el hermano país de Costa Rica, para Estados Unidos, nos está anunciando para Brasil y para muchos países del mundo. Nos está anunciando para Norteamérica, para Suramérica, para el mundo entero. Entonces, nosotros, si somos creyentes y practicantes y nos consideramos creaturas de Dios, tenemos que retribuirle al Creador tanta misericordia al avisarnos, y pedirle de todo corazón que cuanto llegue a la humanidad, sea para el bien de las almas, para la conversión. Pidámosle que ya cese el egoísmo y que cuanto venga a la humanidad, sea una pincelada de Amor Divino que toque el corazón de los hermanos y que los transforme para que se conviertan porque, en estos momentos, el demonio se ha infiltrado, y la Santísima Virgen lo dijo: Lo que estaba a las puertas, ya está dentro y ahora está tomando figura humana, mente humana. Ya ahora estamos en los tiempos en que va a comenzar a introducir su veneno dentro de la Iglesia y nos estamos ya preparando para estos momentos que nos han anunciado el Señor y la Santísima Virgen por todo el mundo, en que nos dicen que “la Iglesia va a ser tocada”, y que algo va a suceder en el interior, en el centro de la Iglesia, que nos va a estremecer. Por eso, redoblemos oraciones, oremos por todos aquellos que en este momento no tienen qué comer, pero sobre todo aquellos a los que les falta el pan espiritual.

La Santísima Virgen y el Señor nos dijeron en unos mensajes anteriores que los hermanos iban a renegar de Dios, por estas cosas de la naturaleza; que iban a culpar a Dios, que le iban a reclamar a Dios: ¿por qué sucede esto?, ¿Por qué a nosotros?, que iban a dudar de la Misericordia Divina.
Y eso lo estamos viendo. Es la soberbia del hombre que se siente tan superior que creía que no podía ser tocado. Pero ahora está viendo que no es nada, que es una creatura y que tiene que volver ante su Creador. Pero para que esto suceda, vamos a tener que sufrir más y más y más. Y está sonando el primer ¡AY!, y faltan dos. No queremos escuchar a Dios y como lo dijo la Santísima Madre: vamos a continuar flagelándonos. Entonces, el Pueblo fiel, ¿qué tiene que hacer? Doblar rodillas, intensificar la oración. En toda comunión, que no se nos olvide decirle: “Jesús mío, te estoy ofreciendo este alimento Tuyo para que fortalezcas los corazones y las mentes y la voluntad de aquellos hermanos que no creen en Ti, que no quieren arrepentirse; y esos hermanos que continúan con esa testarudez, son los primeros que van a extender su mano cuando estén sucediendo todos los acontecimientos; uno tras otro, y no hay tiempo de auxiliar un país a otro país, y venga el anticristo y sus secuaces con el “chip” y digan: “A los que quieren alimento, medicamento, confort, a los que quieren estar bien y quieren casas, tiendas de campaña: les damos, …pero tienen que dejarse colocar esto: el sello”.

Tenemos que orar, porque ya estamos, no a las puertas, ya pasamos la puerta de esos acontecimientos y ahora nuestra labor como Cuerpo Místico es redoblar la oración, evangelizar con la Palabra. Porque, ¡Cómo se mete el demonio, en cada ser humano y en el seno de la familia, para desestabilizarle!
En cada comunión, llamemos a Mamá María para que Ella sea ese sostén como hasta ahora; que nos dé esa fe, esa firmeza con la que Ella estuvo al pie de la Cruz. Aún cuando vio a Su Hijo exhalar su Espíritu, Ella sabía, como mujer de fe, como Hija de Dios y Madre de Jesucristo, que Él resucitaría. Y así nosotros sabemos como Iglesia peregrina, que vamos por el desierto, pero sabemos que vamos a resucitar, y que la Palabra del Señor se viene cumpliendo, se ha cumplido y se cumplirá.

Entonces nosotros, en estos momentos no nos mostremos con incertidumbre, sino mantengamos ese amor, esa fidelidad de Mamá María. Ante aquellos que negaron a Jesucristo: ¡ Qué hacía la Madre¡. Los amaba en Su Corazón. Así tenemos que ser nosotros: enviar amor al mundo entero a aquellos que no quieren escuchar los llamados. Pero la humanidad necesita un amor que trascienda el amor humano, un amor en Jesús. Y eso es lo que tenemos que enviar nosotros a toda la creación: un amor en Jesús. Decirle: Señor Jesús, Tú sabes que soy una creatura humana, frágil, pecadora; pero Te pido que vengas a mí y que seas Tú el que envíes este amor que quiero enviar a toda la humanidad. Llévalo Tú, y que Tu Madre Santísima, con Sus Manos lo vaya colocando en cada lugar y en cada hermano, para que sienta la necesidad de la conversión y de buscar a Dios; y así no se entreguen en manos del maligno.

COMENTARIO DEL INSTRUMENTO SOBRE EL ÚLTIMO MENSAJE DE JESÚS 17.02.2010
Recordando las Palabras del Señor, vemos que Jesús nos pidió ayunar en la vanidad, en los actos impetuosos, en la impaciencia con los hermanos, en el juzgar, en la falta de perdón. Nos recomendó darnos limosna a nosotros mismos, ya que; a veces nos culpamos tanto que perdemos la paz y Dios no quiere que perdamos la paz.
Recordemos que somos perfectibles, podemos mejorar y vamos a mejorar. Y al mismo tiempo vamos a ser más compresivos con los demás. Aunque pecadores, dejar de inculparnos tanto. 

Dios nos perdonó. Seamos optimistas y tolerantes con el prójimo. ¿Por qué? Hay una razón que nos debe ayudar mucho: Si el Señor ha sido tan tolerante con nosotros una y otra y otra vez, nosotros tenemos que ser tolerantes con los demás. En ocasiones queremos que todo el mundo camine a nuestro ritmo. Debemos aprender a ser tolerantes con el prójimo. Debemos aprender a ver, no el punto negro del hermano, sino el punto positivo, lo grande que tiene esa persona. Veamos en la criatura la imagen y semejanza de Dios. El Señor en el pasado nos ha inculcado bendecir y bendecir y bendecir a los demás, y a veces hemos estado haciendo lo contrario: remachando y remachando los defectos del prójimo. Entonces, aprovechemos este período de Cuaresma para crecer más espiritualmente. El Señor nos bendice una y otra vez y no podemos hablar de Cuaresma sin pensar en el pecado; sin pensar en la penitencia a la que nos llaman, sin pensar que todavía es muy fácil pecar y que el Señor nos indica: “hagan un alto en el camino, deténganse, revisen su vida”. A veces el Señor nos hace ver nuestros pecados en esto, en lo otro y decimos: se me había olvidado… Debemos, pues, apuntarlo para confesarlo. Debemos estar muy limpios. El Señor quiere vasos transparentes, quiere vidrios que no tengan ninguna mancha.

Dios nos da la libertad para vivir con estructuras que hemos impuesto los mismos hombres. El Señor quiere que vivamos ahora con las estructuras divinas: con los Mandamientos, con las Bienaventuranzas, pero sobre todo con el AMOR, y AMOR a nosotros mismos, porque si no nos amamos nosotros, si no tenemos caridad con nosotros, si yo no me perdono, si yo no tengo amor para mí, no lo puedo dar a los semejantes.
Pero no nos podemos quedar en sólo ir a confesar los pecados. Tenemos que hacer un firme propósito de cambiar, y es lo que el Señor nos está pidiendo en Su Mensaje: que seamos mejores, que recordemos que estamos ayudados por la Gracia Divina, pero que tenemos que hacer nuestra parte. Lo que viene, lo sabemos; y nos dice Él: no teman. Si Dios está conmigo, ¿Quién contra mí? Nuestra Madre nos llama también a repasar nuestra vida. ¿Por qué será que nos están llamando tanto, tanto a repasar nuestra vida? Porque somos llamados a vivir en comunidad. Lo que más nos detiene, quizás sea el prójimo. Pero es que vemos en el prójimo mucha cosa. Y lo que vemos en el prójimo que no nos gusta es lo que nosotros más tenemos.

Este instante urgente que estamos viviendo, es un instante que nos tiene que mantener muy unidos y con mucho, mucho amor. Orar unos por otros. Nos llamaron a ser intercesores los unos de los otros. Nos recuerda el Señor que somos como una instalación eléctrica. Esa es la confianza que tenemos que mantener ahora cada uno de nosotros. No pensar que mi oración quizás no llegue. Sí llega, ¿saben por qué? Porque somos como un tendido eléctrico, una instalación divina; porque el Señor no nos hizo solos, nos hizo en comunidad. Así como el Padre, el Hijo y el Espíritu son UNO, a nosotros nos hizo en la unidad para formar parte de Su Cuerpo Místico. Entonces, cada uno es un bombillito que está unido por el cable de la Voluntad de Dios. En el momento que yo oro intercediendo por mis hermanos, en ese momento mi oración conecta el “switch” y se enciende un bombillo.

Entonces, tengo que tener esa convicción: ninguna de mis oraciones queda sin dar fruto. Ningún “gracias y te bendigo” se pierde. Ningún “gracias”, se pierde. Y tenemos que aprender a decirle a la gente: Dios te bendiga; porque cada vez que mandamos una bendición al cajero del supermercado, al que me atiende en la tienda, al que nos pone gasolina etc., cada vez que decimos “Dios te bendiga” estamos encendiendo el “switch” y estamos mandando esos reflejos, esas conexiones hacia el Trono de la Santísima Trinidad y le decimos: aquí estamos, aquí están Tus soldados, Tu ejército, aquí estamos dando testimonio de Tu amor. Eso es lo que tenemos que hacer nosotros y es a lo que el Señor nos está llamando sobretodo en estos cuarenta días. Nos dijo: dejen de vagar por el desierto del yo, de los ideales y comiencen a vivir ahora la vida mística, la vida verdadera, la vida espiritual.
Nos dijo que si lo agradece, pero que no es tan importante el ayuno físico del alimento, como el ayuno espiritual. Entonces hoy digamos y pensemos:
Espíritu Santo, ilumíname: ¿qué es lo que a mí más me cuesta? ¿Qué es lo que sobresale en mí mas y que los demás ven más? Pero verdaderamente: ¿Qué es lo que sobresale en mí, en mi yoyito? ¿Qué es? Ilumíname oh Espíritu Santo.

Oremos, ayunemos y reconozcamos qué es lo que más cuesta porque el Señor ahora dijo: Yo, en el Huerto de los Olivos vi todos los pecado, los de cada uno. Nuestras faltas de modestia, nuestro orgullo, nuestras faltas de humildad y de caridad. Todo Él lo vio. ¡FIAT! Si, Papá. No se haga Mi Voluntad sino hágase la Tuya; aparta de Mí este cáliz, pero dámelo a beber, si es Tu Voluntad. Él los tomó y los cargó por nosotros. Él ahora viene a pedirnos que anulemos sólo una cosa. Si Él cargó con todos los pecados de nuestra vida, entonces nos está pidiendo ahora, anular lo que más prevalece. No nos está pidiendo que anulemos todo en esta Cuaresma, sino lo que más prevalezca en nuestra personalidad y que nosotros sepamos y seamos conscientes de que eso es lo que nos está impidiendo estar con el Señor.
Recordemos que el Señor en el Monte de los Olivos vio todos, todos nuestros pecados, tanto que Él, que le daba siempre aliento a los discípulos para continuar, en ese momento, tenía Su Rostro desfigurado, pálido, demacrado. Su Rostro expresaba lo que Él estaba viviendo; tanto, tanto, que Juan le dijo: “Señor, ¿qué te sucede?” y Jesús le dijo: “Estoy triste hasta la muerte”. Si el Señor reflejó en Su Rostro ese dolor, reparemos ahora quitando de nosotros el mayor obstáculo que tengamos, que es el que nos impide estar fusionados al Señor. Y nos quedamos con esta reflexión, con este mandato del Señor, esta petición del Señor para esta Cuaresma. Quedémonos también con esa frase que le dijo el Señor a Juan: “Estoy triste hasta la muerte”. Alegrémosle el Corazón dándole algo de lo poquito que nosotros tenemos. Fijémonos en lo mucho que Él nos da y no tanto en lo poquito que tenemos.

El 5 de julio de 2002 Nuestra Señora Bendita le habló a Christina Gallagher (estigmatizada) Hijos Míos, los he atraído aquí hoy para que sean testigos del Mundo, para que sostengan la verdad de todo lo que se ha dado en verdad. Muchos de ustedes han sostenido la verdad muy pobremente. ¿Cómo han dado las gracias a Dios por lo que han observado y recibido? El día está próximo en que ustedes serán hechos responsables por sus acciones y respuesta. Ustedes han fallado al amor de Dios y muchos han rechazado Su misericordia. Las palabras vacías no sirven para nada. Solamente son útiles los corazones abiertos deseosos de recibir la Misericordia de Dios y se humillen ante El. Cada uno de ustedes será llamado a dar testimonio ante Dios por sus acciones y respuesta. Han estado ciegos a las bondades de Dios en todo lo que El ha prodigado en ustedes, ven la verdad ante ustedes, pero cuestionan lo que deben saber y creen lo que no deben creer justificando lo que es mentira. Yo les digo, deben vigilar en la oración y en verdad. Justifiquen sólo la verdad. No persigan solamente las sensaciones pues no son de Dios. 

Yo llamo a cada uno de ustedes a que sean parte de mi plan de Dios para el mundo –todo para la salvación de las almas. Muchas grandes señales se darán en Mi casa pero aquellos que no son parte de Mi plan de Dios no podrán ser parte de este gran plan y señal de Dios para el mundo. Les digo, aquellos de ustedes que rechacen mi invitación y deseo esta vez lo lamentarán. Todos aquellos que ayuden a la sierva de Dios, Mi hija Christina tan solo con una oración serán verdaderamente recompensados por Dios –recibirán la recompensa de Dios para un profeta. Ustedes han permitido al maligno que la atormente debido a su falta de oración y compasión. Yo les digo que el mundo ha sido desviado de su eje. Está suspendido de la Mano de Dios para mantenerlo mediante Jesús. El mundo tiene mucho que soportar. La gran luz de Dios descenderá pronto al mundo: habrá grandes llantos y muchos huirán, tratando de esconderse de su vergüenza ante Dios. Sean como las vírgenes de la parábola del Evangelio –asegúrense de estar listas. 

El clima cambiará alrededor del mundo, las guerras se multiplicarán, el odio y poder en los corazones de la humanidad crecerá. La muerte aumentará, los cadáveres de muchos quedarán tirados en tierra. Enfermedades caerán sobre muchos: las plagas devorarán a muchos. Ustedes que están conmigo y unidos en mi Fraternidad deben estar unidos como mi Ejército. Aquellos que estén en Mi ejército de Dios están unidos a Mi casa. No podrán ser como Dios lo desea a menos que sean miembros activos de Mi casa. Ustedes han ofendido a Dios y a Mí por su falta de respuestas. Ahora mis hijos, deben elegir entre lo que el mundo les ofrece o las gracias y frutos de Dios. Oren, oren Mis hijos para que en esta ocasión tomen de corazón Mi llamado. Los bendigo En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.