En la última aparición, octubre de 1917, la Virgen María dijo por fin su nombre: “Soy la Señora del Rosario”, y volvió a insistir en su recomendación: “Sigan rezando el rosario todos los días".

martes, 16 de agosto de 2011

ROSARIO A LA ROSA MISTICA

El significado de las rosas


La rosa blanca simboliza el espíritu de oración
La rosa roja el espíritu de sacrificio (para reparar)
La rosa dorada o amarilla el espíritu de penitencia.

 +En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
P. Rosa Mística, Madre de la Iglesia
R. Ruega por nosotros
Introducción
P. Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros
enemigos, libranos Señor, Dios nuestro. En el
nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén.
P. Dios mio ven en mi auxilio
R. Señor date prisa en socorrerme
P. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
R. Como era en el principio, ahora y siempre por
los siglos de los siglos. Amén.
Oración inicial
Jesús crucificado, postrados a tus pies, te
ofrecemos las «Lagrimas de Sangre» de aquella que te acompaño con tierno amor y compasión en tu vía-crucis. Concédenos la gracia, ¡
Oh buen Maestro !, de tomar a pecho las
enseñanzas contenidas en las «Lagrimas de
Sangre» de tu Santísima Madre, para cumplir tu
voluntad de tal manera que un día seamos
dignos de alabarte y glorificarte por toda la
eternidad. Amen.
Se rezan 7 misterios así:
Las siete alegrías se rezan lunes, miércoles, jueves, sábados y domingos
En las primeras 3 cuentas:
P. Oh Jesús mío, mira las Lagrimas de Sangre
de aquella que te tenía el amor mas grande en
la Tierra.
R: Y te ama con el amor mas fervoroso en el
cielo.
1. El Gozo que sintió la Virgen al recibir el
Misterio de la Encarnación.
En lugar del Padre Nuestro:

P. Oh Jesús mío, mira las Lagrimas de Sangre
de aquella que te tenía el amor mas grande en
la Tierra.
R: Y te ama con el amor mas fervoroso en el
cielo.
En lugar de las Ave Marías, se dice 7 veces:
P. Oh Jesús escucha nuestros ruegos.
R: Por las “lágrimas de Sangre» de tu Santísima Madre.
No hay gloria.
2 . El gozo que sintió la Virgen en la visita a su
prima Sta Isabel y saber que era la Madre de
Dios.
P. Oh Jesús mío, mira las Lagrimas de Sangre
de aquella que te tenía el amor mas grande en
la Tierra.
R: Y te ama con el amor mas fervoroso en el
cielo.
En lugar de las Ave Marías, se dice 7 veces:
P. Oh Jesús escucha nuestros ruegos.
R: Por las “lágrimas de Sangre» de tu Santísima Madre.
3. El gozo que sintió la Virgen en el nacimiento
del Niño Dios en el portal de Belén.
P. Oh Jesús mío, mira las Lagrimas de Sangre
de aquella que te tenía el amor mas grande en
la Tierra.
R: Y te ama con el amor mas fervoroso en el
cielo.
En lugar de las Ave Marías, se dice 7 veces:
P. Oh Jesús escucha nuestros ruegos.
R: Por las “lágrimas de Sangre» de tu Santísima Madre.
4. El gozo que sintió la Virgen al recibir la
Adoración de los Reyes Magos
P. Oh Jesús mío, mira las Lagrimas de Sangre
de aquella que te tenía el amor mas grande en
la Tierra.
R: Y te ama con el amor mas fervoroso en el
cielo.
En lugar de las Ave Marías, se dice 7 veces:
P. Oh Jesús escucha nuestros ruegos.
R: Por las “lágrimas de Sangre» de tu Santísima Madre.
5. El Gozo que sintió la Virgen en la Triunfante
Resurrección de Jesús.
P. Oh Jesús mío, mira las Lagrimas de Sangre
de aquella que te tenía el amor mas grande en
la Tierra.
R: Y te ama con el amor mas fervoroso en el
cielo.
En lugar de las Ave Marías, se dice 7 veces:
P. Oh Jesús escucha nuestros ruegos.
R: Por las “lágrimas de Sangre» de tu Santísima Madre.
6. El gozo que siente la virgen por su Asunción
a los cielos y por ser coronada como reina de
toda la Creación.
P. Oh Jesús mío, mira las Lagrimas de Sangre
de aquella que te tenía el amor mas grande en
la Tierra.
R: Y te ama con el amor mas fervoroso en el
cielo.
En lugar de las Ave Marías, se dice 7 veces:
P. Oh Jesús escucha nuestros ruegos.
R: Por las “lágrimas de Sangre» de tu Santísima Madre.

7. El gozo que siente la Virgen al Peregrina los
méritos de sus lágrimas de sangre por todo el
mundo
P. Oh Jesús mío, mira las Lagrimas de Sangre
de aquella que te tenía el amor mas grande en
la Tierra.
R: Y te ama con el amor mas fervoroso en el
cielo.
En lugar de las Ave Marías, se dice 7 veces:
P. Oh Jesús escucha nuestros ruegos.
R: Por las “lágrimas de Sangre» de tu Santísima Madre.


Los Siete Dolores se rezan martes y viernes.


1.Por la Profecía del Anciano Simeón
2. Cuando se vio obligada a huir a Egipto,
escapando de la persecución de Herodes que
quería matar a su Hijo Amado.
3. Cuando busco por tres días a su Hijo que lo
daban por perdido.
4. Cuando encontró a su Divino Hijo cargando en
brazos la pesada cruz rumbo al Calvario pare ser
crucificado en ella por nuestra salvación.
5. Cuando vio a su Amado Hijo ensangrentado
y agonizante durante tres horas y luego morir
en la cruz.
6. Cuando su Amado Hijo, traspasado el pecho
por la lanza, es bajado de la cruz y depositado
en sus brazos.
7. Cuando contemplo el Cuerpo de su Divino
Hijo en el sepulcro.

Al finalizar el Rosario se repite 3 veces la
oración que va en lugar del Padre Nuestro
P. Oh Jesús mío, mira las Lagrimas de Sangre
de aquella que te tenía el amor mas grande en
la Tierra.

R: Y te ama con el amor mas fervoroso en el
cielo.
R. Por tu Divina mansedumbre, Oh encadenado Jesús guarda al mundo de los errores
amenazantes, Amen.
Oh, Maria Madre del amor, de los dolores y de
misericordia, te suplicamos, reune tus ruegos
con los nuestros, para que Jesús, a quien nos
dirigimos en nombre de tus lagrimas y sangre
maternas, escuche nuestra súplica concediéndonos
con las gracias que te pedimos la
corona de la vida eterna. Amén.
P. Tus lagrimas y sangre, Oh, Madre Dolorosa, destruyan el reino del infierno.
R. Por tu divina mansedumbre, Oh encadenado Jesús, guarda al mundo de los errores
amenazantes.
Oración a la Madre de Dios por el Ofrecimiento de la Preciosísima Sangre de Jesús
Rosa Mística, Madre de la Iglesia, Virgen Santa e Inmaculada, Madre de Dios y Madre nuestra, yo te ruego, ofrezcas Tú a tu Hijo Divino desfigurado de llagas y sangre, su Preciosísima Sangre al Eterno Padre para mayor honor y adoración de la Majestad Divina, para acción de gracias por todas las gracias y beneficios recibidos, para la expiación de mis pecados y los de todo el mundo, para la conversión de los pecadores, para la conversión mía y enmienda, para alejar todos los pecados graves en este día, para la conservación de la fe en nuestros países, para el retorno y conservación de la juventud en la fe y moral, para salvar a los moribundos, por el Padre Santo, obispos y sacerdotes, por las necesidades de la Iglesia, por los perseguidos por la fe, por mí mismo: para aumentar la fe, esperanza y caridad, para aumentar la gracia y los siete dones del Espíritu Santo, para aumentar la humildad, paciencia, resignación a la voluntad de Dios, para conseguir una muerte santa, para ayuda y consuelo de los afligidos, enfermos e inocentemente atormentados en la tierra, para el consuelo y por la liberación de los oprimidos por el demonio, y por la liberación de las almas del purgatorio, para mayor gozo de los ángeles y santos.

Bendita sea la Preciosísima Sangre de Jesús ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

Reina Rosa Mística del mundo, Reina del Universo, nuestra Madre, en Ti y por Ti bendecimos el misterio admirable de la Sangre de Jesús, el potencial más grande de Reconciliación.

Aureolada por el misterio de la Inmaculada Concepción has colaborado con la victoria brillante de la Sangre de Jesús en nuestra redención, y estando al lado de Jesús, el Redentor, te ha hecho Corredentora y Madre de todos los hombres. Por el triunfo de tu Corazón Inmaculado, Dios te ha elegido como Mediadora de todas las gracias.

Oh Santísima Virgen María, Madre, exaltada a un puesto tan alto, te saludamos como Señora y Reina de la preciosísima Sangre de Jesús: rocía nuestras almas con la Preciosísima Sangre de Jesucristo, que da de beber a las almas, para vencer las asechanzas del demonio y andar siempre con celo santo el camino de la virtud. Escribe con la Sangre del Cordero nuestros nombres en el libro de la vida, para que un día después de haber sido devotos de la Preciosísima Sangre de Jesucristo podamos glorificaría en la gloria eterna. Amén.
Ahora se repite 3 veces:
Gloria al Padre, Gloria al Hijo y Gloria al
Espíritu Santo, como era en un principio
ahora y siempre por los siglos de los siglos,
Amén.
Bendito y alabado sea el nombre del Señor
ahora y por toda la eternidad. Amén.
Persignarse: +Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. +En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

lunes, 15 de agosto de 2011

María ha subido al cielo en cuerpo y alma

El triunfo de María es también el triunfo de sus hijos. María ha subido al cielo en cuerpo y alma para decirnos que un día estaremos con Ella, de manera semejante. Ahí nos espera; en ninguna otra parte, con los brazos abiertos para abrirnos la puerta de la gloria.

La mujer que podemos definir como Amor vivió en este mundo sólo amando: amando a Dios, a su Hijo Jesús desde que lo llevaba en su seno hasta que lo tuvo en brazos desclavado de la cruz. Amó a su querido esposo san José, y amó a todos y cada uno de sus hijos desde que Jesús la proclamó madre de todos ellos.

Desde su asunción a los cielos ha seguido amando durante dos mil años a Dios y a los hombres: Es un amor muy largo y profundo. Y apenas ha comenzado la eternidad de su amor.

Dentro de ese océano de ternura que es el Corazón de María estamos tú y yo para alegrarnos infinitamente. Desde el cielo una Madre nos ama con singular predilección. La fe en este amor debe llenar nuestra vida de alegría, de paz y de esperanza.

Dios adelantó el reloj de la eternidad para que María pudiese inaugurar con su hijo nuestra eternidad. Mientras nosotros esperamos, Ella goza de Dios con su cuerpo inmaculado, el que fue cuna de Jesús durante nueve meses.

El cuerpo en el que Dios habitó es digno de todo respeto. Está eternizado en el cielo, incorrupto, feliz como estará un día el nuestro. El cuerpo que vivirá eternamente en el cielo es digno de todo respeto. No se debe degradar lo que será tan dignamente tratado. Pasará por la corrupción, pero sólo para resucitar en nueva espiga y nuevo cuerpo inmortal, incorrupto, puro y santo.

"Voy a prepararos un lugar": Así hablaba Jesús a los apóstoles con emoción contenida. Personalmente se encargaría de tener listo ese lugar. Pero sabemos quién le ayudaría cariñosamente a preparar dicho lugar: María Santísima. Ella le ayudó -y de qué manera tan eficaz- en sus primeros pasos a la Iglesia militante. Ella sigue ayudando con su amorosa intercesión a la Iglesia purgante y, de manera muy particular, a preparar la definitiva estancia a la Iglesia triunfante.

Podremos estar seguros de ver un ramo de flores con una tarjeta y nuestro nombre: Hijo, hija, cuánto me costaste. Pero ya estás aquí. También habrá un crucifijo con esta leyenda: “Te amé y me entregué a la muerte por ti”. Jesús. Habrá un ramo de almendro florido colocado por Jesús de parte de María.

El premio de los justos es el cielo, la felicidad eterna. Poco lo pensamos. Mucho lo ponemos en peligro. “Alegraos más bien de que vuestros nombres estén escritos en el cielo”. Sabremos entonces por qué decía Jesús estas solemnes palabras, cuando veamos con los ojos extasiados lo que ha preparado Dios a sus hijos. Si les dio su sangre y su vida, ¿no les iba a dar el cielo?

Pero aquí andamos distraídos, perdidos, olvidados, comiendo los frutos agraces del pecado que pudre la sangre y envenena el alma. Cuantas veces emprendimos el camino del infierno. Tantas otras una mano cariñosa y firme nos hizo volver al camino del cielo. Pensamos en todo menos en los mejor y lo más hermoso. ¡Pobres ignorantes, ingratos, desconsiderados!


El cielo es cielo por Dios y María. Al fin nos encontraremos cara a cara con los dos más grandes amores de nuestra vida. Entonces sabremos lo que es estar locamente enamorados y para siempre de las personas más dignas de ser amadas. Enamorados de Dios, en un éxtasis eterno de amor: amados por el Amor Infinito, la Bondad Infinita. Ahí comprenderemos los misterios del amor aquí muy poco comprendidos. Volveremos a Belén a amar infinitamente, eternamente a aquel Dios hecho niño por nosotros. Volveremos a la fuente de Nazareth donde Jesús llenó el cántaro de María tantas veces. Volveremos al Cenáculo a quedar de rodillas y extasiados ante la institución de la Eucaristía, y comprenderemos las palabras del evangelista Juan: “Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”.

Volveremos al Calvario y querremos quedarnos allí mucho, mucho tiempo, siglos para contemplar con el corazón en llamas el amor más grande, la ternura más delicada, y comprenderemos cada uno lo que Pablo decía: “Líbreme Dios de gloriarme en nada si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo”. Pediremos permiso de bajar a la tierra para visitar los Santos lugares no como turistas sino como locamente enamorados.

Al cielo subió la Puerta del cielo. Sueño en ese momento en que tocaré a la puerta. Y saldrá a abrirme con los brazos abiertos y una sonrisa celestial María Santísima. Tendré que sostenerme para no morir otra vez, pero de puro gozo al ver sus ojos de cielo, su rostro bellísimo, su amor increíble pero real.

María es la mujer más triunfadora. La humilde esclava del Señor ha logrado lo que ninguna mujer famosa ha conseguido. Eligió como meta cumplir la voluntad de Dios; como motivación el amor. El Premio: La Asunción los cielos en cuerpo y alma. Así nos enseña de forma contundente la mejor forma de vivir.

Autor: P. Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net

viernes, 12 de agosto de 2011

LOS SIETE DOLORES DE MARIA SANTISIMA

Explicación de la Devoción y Oración

Devoción
Siempre los cristianos han aprendido de la Virgen a mejor amar a Jesucristo. La devoción a los Siete Dolores de la Virgen María se desarrolló por diversas revelaciones privadas.
La Virgen comunicó a Santa Brígida de Suecia (1303-1373):
"Miro a todos los que viven en el mundo para ver si hay quien se compadezca de Mí y medite mi dolor, mas hallo poquísimos que piensen en mi tribulación y padecimientos. Por eso tú, hija mía, no te olvides de Mí que soy olvidada y menospreciada por muchos. Mira mi dolor e imítame en lo que pudieres. Considera mis angustias y mis lágrimas y duélete de que sean tan pocos los amigos de Dios."
Nuestra Señora prometió que concedería siete gracias a aquellas almas que la honren y acompañen diariamente, rezando siete Ave Marías mientras meditan en sus lágrimas y dolores:
1. "Yo concederé la paz a sus familias."
2. "Serán iluminadas en cuanto a los divinos Misterios."
3. "Yo las consolaré en sus penas y las acompañaré en sus trabajos.»
4. "Les daré cuanto me pidan, con tal de que no se oponga a la adorable voluntad de mi divino Hijo o a la salvación de sus almas."
5. "Los defenderé en sus batallas espirituales contra el enemigo infernal y las protegeré cada instante de sus vidas."
6. "Les asistiré visiblemente en el momento de su muerte y verán el rostro de su Madre.
7. "He conseguido de mi Divino Hijo que todos aquellos que propaguen la devoción a mis lágrimas y dolores, sean llevadas directamente de esta vida terrena a la felicidad eterna ya que todos sus pecados serán perdonados y mi Hijo será su consuelo y gozo eterno."

Según San Alfonso María Ligorio, Nuestro Señor reveló a Santa Isabel de Hungría que El concedería cuatro gracias especiales a los devotos de los dolores de Su Madre Santísima:
1. Aquellos que antes de su muerte invoquen a la Santísima Madre en nombre de sus dolores, obtendrán una contrición perfecta de todos sus pecados.
2. Jesús protegerá en sus tribulaciones a todos los que recuerden esta devoción y los protegerá muy especialmente a la hora de su muerte.
3. Imprimirá en sus mentes el recuerdo de Su Pasión y tendrán su recompensa en el cielo. 4. Encomendará a estas almas devotas en manos de María, a fin de que les obtenga todas las gracias que quiera derramar en ellas.

Meditar los siete Dolores de Nuestra Madre Santísima es una manera de compartir los sufrimientos  más hondos de la vida de María en la tierra.
La fiesta de Nuestra Señora de los Dolores se celebra el 15 de septiembre, al día siguiente de la Exaltación de la Santa Cruz. Al pie de la Cruz, donde una espada de dolor atravesó el corazón de María, Jesús nos entregó a Su Madre como Madre nuestra poco antes de morir. En respuesta a esta demostración suprema de Su amor por nosotros, digamos cada día de nuestras vidas: "Sí, Ella es mi Madre. Jesús, yo la recibo y Te pido que me prestes Tu Corazón para amar a María como Tú la amas."
Se reza un Padrenuestro y siete Ave Marías por cada dolor de la Virgen. Al mismo tiempo le pedimos que nos ayude a entender el mal que hemos cometido y nos lleve a un verdadero arrepentimiento. Al unir nuestros dolores a los de María, tal como Ella unió Sus dolores a los de su Hijo, participamos en la redención de nuestros pecados y los del mundo entero.
Acto de Contrición
Señor mío, Jesucristo, me arrepiento profundamente de todos mis pecados. Humildemente suplico Tu perdón y por medio de Tu gracia, concédeme ser verdaderamente merecedor de Tu amor, por los méritos de Tu Pasión y Tu muerte y por los dolores de Tu Madre Santísima. Amén.
(Se aconseja leer del Evangelio las citas que acompañan a cada dolor)


Primer Dolor - La profecía de Simeón
(cf. Lucas 2,22-35)
Qué grande fue el impacto en el Corazón de María, cuando oyó las tristes palabras con las que Simeón le profetizó la amarga Pasión y muerte de su dulce Jesús. Querida Madre, obtén para mí un auténtico arrepentimiento por mis pecados.
-Padr
enuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre



Segundo Dolor - La huida a Egipto
(Mateo 2,13-15)
Considera el agudo dolor que María sintió cuando ella y José tuvieron que huir repentinamente de noche, a fin de salvar a su querido Hijo de la matanza decretada por Herodes. Cuánta angustia la de María, cuántas fueron sus privaciones durante tan largo viaje. Cuántos sufrimientos experimentó Ella en la tierra del exilio. Madre Dolorosa, alcánzame la gracia de perseverar en la confianza y el abandono a Dios, aún en los momentos más difíciles de mi vida.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre


Tercer Dolor - El Niño perdido en el Templo
(Lucas 2,41 -50)
Qué angustioso fue el dolor de María cuando se percató de que había perdido a su querido Hijo. Llena de preocupación y fatiga, regresó con José a Jerusalén. Durante tres largos días buscaron a Jesús, hasta que lo encontraron en el templo. Madre querida, cuando el pecado me lleve a perder a Jesús, ayúdame a encontrarlo de nuevo a través del Sacramento de la Reconciliación.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre



Cuarto Dolor - María se encuentra con Jesús camino al Calvario (IV Estación del Vía Crucis)

Acércate, querido cristiano, ven y ve si puedes soportar tan triste escena. Esta Madre, tan dulce y amorosa, se encuentra con su Hijo en medio de quienes lo arrastran a tan cruel muerte. Consideren el tremendo dolor que sintieron cuando sus ojos se encontraron - el dolor de la Madre bendita que intentaba dar apoyo a su Hijo. María, yo también quiero acompañar a Jesús en Su Pasión, ayúdame a reconocerlo en mis hermanos y hermanas que sufren.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre

Quinto Dolor - Jesús muere en la Cruz (Juan 19,17-39)
Contempla los dos sacrificios en el Calvario - uno, el cuerpo de Jesús; el otro, el corazón de María. Triste es el espectáculo de la Madre del Redentor viendo a su querido Hijo cruelmente clavado en la cruz. Ella permaneció al pie de la cruz y oyó a su Hijo prometerle el cielo a un ladrón y perdonar a Sus enemigos. Sus últimas palabras dirigidas a Ella fueron: "Madre, he ahí a tu hijo." Y a nosotros nos dijo en Juan: "Hijo, he ahí a tu Madre." María, yo te acepto como mi Madre y quiero recordar siempre que Tú nunca le fallas a tus hijos.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre


Sexto Dolor - María recibe el Cuerpo de Jesús al ser bajado de la Cruz
(Marcos 15, 42-46)
Considera el amargo dolor que sintió el Corazón de María cuando el cuerpo de su querido Jesús fue bajado de la cruz y colocado en su regazo. Oh, Madre Dolorosa, nuestros corazones se estremecen al ver tanta aflicción. Haz que permanezcamos fieles a Jesús hasta el último instante de nuestras vidas.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre



Séptimo Dolor -Jesús es colocado en el Sepulcro
(Juan 19, 38-42)
¡Oh Madre, tan afligida! Ya que en la persona del apóstol San Juan nos acogiste como a tus hijos al pie de la cruz y ello a costa de dolores tan acerbos, intercede por nosotros y alcánzanos las gracias que te pedimos en esta oración. Alcánzanos, sobre todo, oh Madre tierna y compasiva, la gracia de vivir y perseverar siempre en el servicio de tu Hijo amadísimo, a fin de que merezcamos alabarlo eternamente en el cielo.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre


Oración final
Oh Doloroso e Inmaculado Corazón de María, morada de pureza y santidad, cubre mi alma con tu protección maternal a fin de que siendo siempre fiel a la voz de Jesús, responda a Su amor y obedezca Su divina voluntad. Quiero, Madre mía, vivir íntimamente unido a tu Corazón que está totalmente unido al Corazón de tu Divino Hijo. Átame a tu Corazón y al Corazón de Jesús con tus virtudes y dolores. Protégeme siempre. Amén.

lunes, 8 de agosto de 2011

NUESTRA SEÑORA REINA DE LOS ANGELES

¡Oh Augusta Reina de los Cielos
y Señora de los Ángeles!
Pues habéis recibido de Dios el poder y la misión de aplastar la cabeza de la serpiente infernal; dignaos escuchar benigna las súplicas que humildemente os dirigimos; enviad las santas legiones para que, bajo vuestras órdenes, combatan a los demonios, donde quiera repriman su audacia y los persigan hasta precipitarlos al abismo.
¿Quién como Dios?
Santos Ángeles y Arcángeles, defendednos y guardadnos. ¡Oh buena y tierna Madre! Vos seréis siempre nuestro amor y nuestra esperanza. ¡Oh divina Madre! Enviad los Santos Ángeles para defendernos y rechazar lejos al demonio, nuestro mortal enemigo. Amén.
 
Historia de esta oración:
Ante el gran combate espiritual que libramos, Dios ha querido proveer por nosotros. Pero debemos rezar si deseamos su ayuda.
Escribe acerca de la Reina de los Ángeles el Venerable Luis Eduardo Cestac, fundador de la Congregación de las Siervas de María:
En 1863 un alma... sintió su mente elevada hacia la Santísima Virgen, quien le dijo que efectivamente, los demonios andaban sueltos por el mundo, y que había llegado la hora de rogarle como Reina de los Ángeles pidiéndole las legiones santas para combatir y aplastar los poderes infernales.
–"Madre mía", dijo esta alma, "¿ya que sois tan buena, no podrías enviarlas sin que os rogáramos?"
–"No", respondió la Santísima Virgen, "la oración es condición impuesta por Dios para alcanzar las gracias".
– "Entonces, Madre mía", dijo el alma "¿querrías enseñarme Vos la manera de rogaros?"
Y creyó escuchar la oración “Oh Augusta Reina...”
El señor Cestac fue el depositario de esta oración. Lo primero que hizo fue presentarla a Monseñor Lacroix, obispo de Bayona, quien le dio su aprobación. Inmediatamente mandó imprimir medio millón de ejemplares, que distribuyó gratis por todas partes.
No estará demás advertir que, durante la primera impresión, las máquinas se rompieron dos veces. La oración a la Reina de los Ángeles se extendió rápidamente y fue aprobada por muchos obispos y arzobispos.
San Pío X concedió trescientos días de indulgencia a quienes la rezaren.
(Imprimátur del Vicario General de Buenos Aires, 29 de febrero de 1912)
-“Regina Angelorum”, publicación de la Orden de María Reina, Pascua de 1978

sábado, 30 de julio de 2011

Rosario de Nuestra Señora de las Lágrimas (revelado a la hermana Amalia de Jesús Flagelado)

Con tus lágrimas, oh Madre Dolorosa, destruye el dominio de los infiernos. Con tu mansedumbre, Oh Señor Jesucristo, tú que estás desligado de cadenas, libra al mundo de los errores actuales. Oh Jesús crucificado, postrados a tus pies, te ofrecemos las lagrimas de tu Santísima Madre, que te acompañó con ardiente y compasivo Amor, en el Doloroso camino de la Cruz. Concédenos, oh Buen Maestro, que sigamos de todo corazón, las enseñanzas que por medio de sus lágrimas nos ha dado, para que cumpliendo con tu Santísima Voluntad en la tierra, nos hagamos dignos del honor de alabarte en el cielo por toda la eternidad.  Amén.

Los 7 Dolores de la Santísima Virgen

Primer Dolor.
Al oír la profecía de Simeón que su Hijo iba a morir y que su corazón sería traspasado por una espada.

Oh Jesús, mira las lágrimas de quien tanto te amó en la tierra,
Y que te ama aún más ardientemente en el cielo.
(7 veces):
Oh Jesús, oye nuestras oraciones,
Por las lagrimas de tu Santísima Madre, la Virgen María.

Gloria al Padre, gloria al Hijo y gloria al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos, Amén.

Segundo Dolor.
Por la crueldad de Herodes y la huida a Egipto.

Oh Jesús, mira las lágrimas de quien tanto te amó en la tierra,
Y que te ama aún más ardientemente en el cielo.
(7 veces):
Oh Jesús, oye nuestras oraciones,
Por las lagrimas de tu Santísima Madre, la Virgen María.

Gloria al Padre, gloria al Hijo y gloria al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos, Amén.

Tercer Dolor.
Cuando perdió a su Divino Hijo por 3 días.

Oh Jesús, mira las lágrimas de quien tanto te amó en la tierra,
Y que te ama aún más ardientemente en el cielo.
(7 veces):
Oh Jesús, oye nuestras oraciones,
Por las lagrimas de tu Santísima Madre, la Virgen María.

Gloria al Padre, gloria al Hijo y gloria al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos, Amén.

Cuarto Dolor.
Cuando vio a su Hijo amadísimo, cargando la pesada Cruz.

Oh Jesús, mira las lágrimas de quien tanto te amó en la tierra,
Y que te ama aún más ardientemente en el cielo.
(7 veces):
Oh Jesús, oye nuestras oraciones,
Por las lagrimas de tu Santísima Madre, la Virgen María.

Gloria al Padre, gloria al Hijo y gloria al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos, Amén.

Quinto Dolor.
Al ver como Crucificaban a Jesús.

Oh Jesús, mira las lágrimas de quien tanto te amó en la tierra,
Y que te ama aún más ardientemente en el cielo.
(7 veces):
Oh Jesús, oye nuestras oraciones,
Por las lagrimas de tu Santísima Madre, la Virgen María.

Gloria al Padre, gloria al Hijo y gloria al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos, Amén.

Sexto Dolor.
Al tener en sus brazos el cuerpo sin vida, de su amado Hijo.

Oh Jesús, mira las lágrimas de quien tanto te amó en la tierra,
Y que te ama aún más ardientemente en el cielo.
(7 veces):
Oh Jesús, oye nuestras oraciones,
Por las lagrimas de tu Santísima Madre, la Virgen María.

Gloria al Padre, gloria al Hijo y gloria al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos, Amén.

Séptimo Dolor.
Por la soledad en que se quedó, al sepultar a su Divino Hijo.

Oh Jesús, mira las lágrimas de quien tanto te amó en la tierra,
Y que te ama aún más ardientemente en el cielo.

(7 veces):
Oh Jesús, oye nuestras oraciones.
Por las lagrimas de tu Santísima Madre la Virgen María

Gloria al Padre, gloria al Hijo y gloria al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos, Amén.

Invocaciones

(3 veces):
Oh Jesús, mira las lágrimas de quien tanto te amó en la tierra,
Y que te ama aún más ardientemente en el cielo

Oración

¡Oh María, Madre del amor, del dolor y de la compasión, te rogamos que unas nuestras oraciones a las tuyas, para que Jesús, tu Hijo Divino a quien invocamos, oiga nuestras súplicas, en nombre de tus lagrimas Maternales, y nos conceda la paz que tan ardiente buscamos, para que así podamos obtener la corona de la vida eterna. Amén.

Letanias

Señor ten piedad de nosotros
Señor ten piedad de nosotros
Cristo ten piedad de nosotros
Cristo ten piedad de nosotros
Señor ten piedad de nosotros
Señor ten piedad de nosotros
Jesucristo óyenos
Jesucristo óyenos
Jesucristo escúchanos
Jesucristo escúchanos
Padre Celestial que eres Dios,
Ten piedad de nosotros
Hijo redentor del mundo que eres Dios,
Ten piedad de nosotros
Espíritu Santo que eres Dios,
Ten piedad de nosotros
Santísima Trinidad que eres un solo Dios,
Ten piedad de nosotros

Santa María,
Ruega por nosotros
Santa Madre de Dios,
Ruega por nosotros
Santa Virgen de las Vírgenes,
Ruega por nosotros
Madre en el Corazón Crucificada,
Ruega por nosotros
Madre dolorosa,
 Ruega por nosotros
Madre llorosa,
Ruega por nosotros
Madre afligida,
Ruega por nosotros
Madre desamparada,
Ruega por nosotros
Madre desolada,
Ruega por nosotros
Madre de tu Hijo privada,
Ruega por nosotros
Madre por una espada de dolor traspasada,
Ruega por nosotros
Madre de penas consumida,
Ruega por nosotros
Madre llena de angustias,
Ruega por nosotros
Madre con el corazón en la Cruz clavada,
Ruega por nosotros
Madre tristísima,
Ruega por nosotros
Fuente de lágrimas,
Ruega por nosotros
Colina de tormentos,
Ruega por nosotros
Espejo de paciencia,
Ruega por nosotros
Peña dura de constancia,
Ruega por nosotros
Ancora de la esperanza,
Ruega por nosotros
Refugio de los desamparados,
Ruega por nosotros
Escudo de los oprimidos,
Ruega por nosotros
Vencedora de los incrédulos,
Ruega por nosotros
Consuelo de los miserables,
Ruega por nosotros
Medicina de los enfermos,
Ruega por nosotros
Fortaleza de los débiles,
Ruega por nosotros
Puerto de los que naufragan,
Ruega por nosotros
Calma de las tempestades,
Ruega por nosotros
Recurso de los afligidos,
Ruega por nosotros
Temor de los que ponen acechanzas,
Ruega por nosotros
Tesoro de los fieles,
Ruega por nosotros
Ojo de los Profetas,
Ruega por nosotros
Báculo de los Apóstoles,
Ruega por nosotros
Corona de los Mártires,
Ruega por nosotros
Juez de los Confesores,
Ruega por nosotros
Perla de las Vírgenes,
Ruega por nosotros
Consuelo de las viudas,
Ruega por nosotros
Alegría de todos los Santos,
Ruega por nosotros

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo
Perdónanos Señor
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo
Escúchanos Señor
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo
Ten piedad de  nosotros

Ruega por nosotros Virgen Dolorosísima para que seamos dignos de alcanzar las promesas de tu Hijo Santísimo. Amén.
 
DESCARGA AQUI EL PDF DE ESTA DEVOCIÓN

DESCARGA AQUI EL AUDIO EN MP3 DE ESTA DEVOCIÓN



Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...