Los pájaros cantan desde los árboles más altos. Las flores se abalanzan
sobre el aire saturándolo de aromas simples. El cielo abraza al mundo en
un horizonte no tan lejano. ¿Por qué me parece que la naturaleza es un
grito silencioso de esperanzas nuevas?
+ Porque es el cumpleaños de María Santísima- recuerda a mi alma la voz fuerte y serena del Ángel Gabriel.
-
¡Ay! Torpe de mí, que lo he olvidado- y es otro olvido que se suma a
tantos... Éstos son los olvidos que van poniendo gris el alma.
+
No desesperes, amiga- Sonríe Gabriel, para que recuerde que la
misericordia de Dios me envuelve y protege cuando más la imploro.- No
desesperes, pues aún tienes tiempo de llegar a la gran fiesta.
- ¿Fiesta?¿Acaso en la parroquia....?
+ No te hablo de esas fiestas, sino de la que el Espíritu
Santo prepara cada año para su fidelísima esposa.
- ¡Ah! Pero, amigo ¿Cómo voy yo a asistir a semejante fiesta? No, no soy digna...
Gabriel queda en silencio. Busca palabras y gestos para llegar a mi corazón.
+
Verás. El cumpleaños de María es, en el Reino Celestial, una muy
hermosa fiesta. Todos los ángeles suspiramos de amor por el nacimiento
de la Llena de Gracia. Todos los jardines eternos se inundan de canto:
¡Salve, Salve María!. La Santísima Trinidad se dispone a regalarle lo
que más desea su corazón de Madre: Una gran mesa rodeada de todos sus
hijos, precedida por Jesús... Y cuando digo “todos” significa “todos”.
- O sea que... yo...¿Podría asistir?
+ Claro que sí. Tu Madre te espera. No estaría completa sin ti. No estará completa si falta solo uno de sus
hijos.
- Y ¿ Cómo llego?¿Cuál es el camino?.
+ El camino,
amiga, parte de tu corazón. Nace de un sincero deseo de acercarse a
Ella. Recuerda que puede ver tu corazón y conoce tus intenciones.
-
Gracias, amigo. Pediré al Señor aumente mi fe y mi amor y me dé la
gracia necesaria para desear estar siempre en la preciosa compañía de mi
Madre. Pero aún no comprendo cómo llegaré al banquete, ni cómo he de ir
presentada, ni cuáles regalos puedo llevar.
+ Es muy importante
tu pregunta, por lo que la responderé por partes. Primero me preguntas
dónde. Mira, la mejor de las madres jamás se aparta del mejor de los
hijos. ¿Dónde hallas al Hijo?
- Pues.. en la Eucaristía. ¡Claro!
Allí es el banquete. ¡La Santa Misa! ¡La tenía tan cerca y no me daba
cuenta!.
Entonces.. compartiremos los hermanos “el manjar más codiciado, este pan
angelical” como dice esa canción que tanto me gusta. Gracias amigo por
ayudarme a comprender.
+ También me preguntabas acerca de cómo ir
presentada. Es un punto muy importante. ¿Cómo irá tu alma al banquete?
Recuerda que el mismo Jesús te espera en el confesionario. Allí serás
preparada adecuadamente para tan precioso momento. En cuanto a los
presentes que puedes llevar a tu Madre ¿Cuál crees que le agradará más?
Me quedo en silencio. El mejor presente para María bien lo conozco. Pero temo no tenerlo en buenas condiciones.
-
Creo, Gabriel, que el mejor regalo para ella es darle mi corazón, mi
vida, todo mi ser, para que ella me conduzca a los brazos de su Hijo.
+
Así es... Mas no olvides que tu corazón debe ir acompañado
constantemente de la oración, una oración que es un diálogo hermoso con
“quien sabes que te ama”, como bien ha conocido Santa Teresa. Así, te
acercarás a ella con el alma plena de agradecimiento. Cuánto más sincero
sea tu agradecimiento más pronto llegará a su Inmaculado Corazón.
Después, ofrécele tu corazón así como está. Con llagas y dolores, con
tristezas y preguntas, con la sencilla alegría de tus días. Ella lo
tomará gustosa, lo protegerá con sus delicadas manos y, con sus besos
purísimos, curará todas sus llagas.
+ Luego... luego dile cuánto
la amas. Díselo por todas las veces que no se lo dijiste. Díselo por
todos los que no pudieron decírselo. Díselo también por todos los que no
supieron. Ella se alegrará y sentirás su abrazo en las profundidades de
tu
alma. Más, no te inquietes si pasea su mirada por los bancos vacíos de
la Parroquia. Quédate en silencio junto a Ella, para hacerle compañía.
Seguro te contará que, en su fiesta soñada, cada hijo estaría en su
banco... en el sitio que Ella le ha cuidado amorosamente.
+ Te
dirá que los espera todos los días, que les ve caminar por la vida entre
alegrías y tristezas, soledades y compañía, certezas y dudas. María
quisiera decirles cuánto les ama, por eso les esperará siempre junto a
los bancos vacíos.
El ángel Gabriel y yo nos quedamos en
silencio un rato. El corazón nos viaja por el mundo contemplando los
sitios que quedan vacíos en tantas misas. No soy juez de nadie, pues ni
siquiera puedo recordar los motivos por los que, mi propio sitio,
muchísimas veces estuvo vacío. Sé que, en cada lugar
vacío hay un dolor, una soledad, una distancia...
Gabriel se va
alejando entre las flores y los naranjos del patio de mi casa. Me queda
en el alma el recuerdo de este momento. De su invitación al cumpleaños
de María.
Tomo papel y lápiz. Transformo en letras los sentimientos que me desbordan el corazón.
Te
dejo este relato, María querida, como un regalo más en tu cumpleaños.
También lo mandaré a mis amigos, quizás le llegue al del banco vacío,
como un simple recordatorio de que hay un lugar en el mundo que tiene su
nombre, que no puede ser ocupado más que por él. Un lugar en el que le
espera su Madre Celestial para abrazarle, consolarle y amarle, como
nadie lo ha hecho jamás.
Feliz cumpleaños, Madre querida, te
abraza tu hija, la que muchas veces te dejó esperando... la que buscaba
la paz y la felicidad por otros caminos.
La que no sabía que tu tenías mil regalos perfumados, esperándola, en
silencio, junto a un banco vacío.
NOTA de la autora:
"Estos relatos sobre María Santísima han nacido en mi corazón y en mi
imaginación por el amor que siento por ella, basados en lo que he leído.
Pero no debe pensarse que estos relatos sean consecuencia de
revelaciones o visiones o nada que se le parezca. El mismo relato habla
de "Cerrar los ojos y verla" o expresiones parecidas que aluden
exclusivamente a mi imaginación, sin intervención sobrenatural alguna."
Páginas
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
DEJA TU PETICIÓN A LA VIRGEN MARIA