«Esto
es lo más importante del encuentro con la Virgen esta noche, descrito con las
siguientes palabras que les doy. La Virgen ha venido esta noche muy contenta y
feliz. Y al inicio, como en cada encuentro, nos ha saludado a todos con su
saludo materno: “Sea alabado Jesús, queridos hijos míos.” Luego
la Virgen ha extendido los brazos y ha orado aquí sobre todos nosotros un largo
tiempo; ha orado en su lengua, la hebrea. Luego nos ha bendecido a todos con su
bendición materna y ha bendecido todo lo que ustedes han traído para la
bendición. Esta noche, la Virgen, oró de forma particular por los enfermos aquí
presentes. Después dijo:
“Queridos
hijos, también hoy los invito de nuevo: decídanse por Jesús, decídanse y vayan
junto a Él en el futuro. Yo estoy con ustedes, queridos hijos, porqué mi Hijo me
permitió estar tanto tiempo con ustedes, porqué deseo guiarlos, instruirlos,
educarlos, deseo guiarlos a todos ustedes a mi Hijo, deseo guiarlos a todos
ustedes al Paraíso. Por lo tanto, también hoy, los invito de nuevo: decídanse
por Él, pónganlo en el primer lugar en sus vidas. Queridos hijos, este mundo en
el que ustedes viven es pasajero, por eso decídanse: decídanse por la paz, vivan
la paz, decídanse por la oración, oren, queridos hijos, oren, oren. Gracias,
queridos hijos, porque también hoy han respondido a mi
llamada.”
Iván encomendó
a todos los presentes, todas sus necesidades, sus intenciones, sus familias, y
en particular a los enfermos. Luego siguió una breve conversación mía con la
Virgen, que queda sólo entre nosotros, después de esta conversación la Virgen se
marchó en el signo luminoso de la luz y de la cruz con su saludo: “Vayan
en paz, queridos hijos míos.” Esto es lo más importante de esta noche,
dicho con mis palabras. ¡Gracias!»
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